La detención de un menor este jueves ha conmocionado a Benacazón, un municipio sevillano que aún intenta comprender la dureza de unos hechos que han generado indignación en toda la comunidad. El joven, identificado gracias al vídeo que él mismo y otro menor difundieron en redes sociales, aparece hostigando y humillando a un hombre sin hogar sentado en un banco de un parque público. En las imágenes se observa cómo, entre burlas y comentarios ofensivos sobre su aspecto, uno de ellos se acerca varias veces a la víctima para prenderle fuego al pelo con un encendedor, mientras el otro graba e imita a un policía que “da órdenes”.
El rostro del menor detenido se aprecia con claridad en el vídeo, lo que facilitó el trabajo de los investigadores. La detención tuvo lugar a primera hora de la tarde en el domicilio del joven. Ahora, las autoridades trabajan para identificar al segundo participante, cuyo rostro no aparece tan visible en la grabación. Paralelamente, también se ha logrado identificar a la persona agredida y los agentes están intentando localizarla para que pueda presentar la denuncia correspondiente. Según fuentes municipales, se trata de un hombre que no reside en el pueblo, pero que pasa algunos días en sus calles y duerme ocasionalmente allí sin haber provocado nunca ningún problema.
Las diligencias iniciadas por los agentes del puesto de Sanlúcar la Mayor han sido trasladadas a los Equipos de Respuesta a los Delitos de Odio (REDO) de la Comandancia de Sevilla, que investigan el caso como un posible delito de odio debido al trato vejatorio y humillante que recibió la víctima.
El vídeo, de aproximadamente cuatro minutos, muestra una escena que supera cualquier idea de simple “broma” adolescente. El hombre sin hogar, incómodo y desprotegido, intenta defenderse diciendo que cada persona puede llevar el pelo como quiera. En varias ocasiones pide que lo dejen en paz, hasta que, exhausto y sobrepasado, suplica “por favor” que cesen las burlas y la agresión. Estas imágenes, que se han viralizado rápidamente, reabren el debate sobre la violencia que sufren las personas en situación de vulnerabilidad y sobre la deshumanización que puede generar la exposición en redes sociales.
El impacto emocional ha sido especialmente fuerte porque refleja cómo la mezcla de burla, abuso y difusión pública puede convertirse en un acto de crueldad real. Detrás de una pantalla, estos menores eligieron reírse de alguien que simplemente trataba de sobrevivir en la calle, sin hacer daño a nadie. Y la viralización del vídeo ha multiplicado la humillación sufrida por la víctima, a la vez que ha despertado una ola de rechazo ciudadano.
Ahora, tanto el municipio como las autoridades insisten en la necesidad de reflexionar y actuar. La condena social es unánime, pero el reto es más profundo: evitar que hechos así vuelvan a repetirse. Educar en el respeto, la empatía y la responsabilidad digital es esencial para construir una convivencia más humana.
Benacazón amanece con una herida abierta, pero también con el firme deseo de que este dolor se transforme en un compromiso colectivo con la dignidad y el respeto hacia todas las personas.