Doña Leocadia

3 de diciembre de 2025
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Fuente: Shutterstock

De tarde en tarde, escucha los telediarios mientras se pinta las uñas y reza para que se salven los desalmados

Muy cerca de Veraluz mantiene su finca de caza doña Leocadia Bermúdez de la Palestra, una anciana de muchos posibles, con sólo un hijo que vive en Bélgica y que estuvo al servicio de la Reina Fabiola. Quiere volver a España pero su madre no le deja porque unió su vida a una chica impresentable, y además es republicano beligerante, con morados en la bufanda.

A doña Leocadia la cuida un matrimonio instalado en su casa y dedica gran parte de su tiempo a ver el fútbol en la pantalla grande de su televisor, poniendo de vagos irremediables a los jugadores del Real Madrid. De tarde en tarde, escucha los telediarios mientras se pinta las uñas y reza para que se salven los desalmados.

Doña Leocadia tuvo un novio rico, de muchos años, aunque lo mataron saliendo de la iglesia el 2 de septiembre de 1936, tras firmar en la sacristía los documentos de su boda. Después de muchos años doña Leocadia se casó, pero ya no fue lo mismo: aquel terrateniente de derechas fue sustituido por un abogado que se acomodó en el pueblo, amiga su familia del Caudillo, que tuvo capacidad para un único hijo y que murió cuando doña Leocadia estaba a punto de acostumbrarse a su mediocridad.

Pedro Villarejo

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