El informe de vigilancia epidemiológica del CNE-ISCIII muestra que en 2024 se registraron en España 3.340 nuevos diagnósticos de VIH, una cifra ligeramente inferior a la del año anterior. Aun así, preocupa que el 51,1 % de estos casos fueran detectados de forma tardía, lo que complica el tratamiento y aumenta el riesgo de transmisión.
La tasa de nuevos diagnósticos se sitúa en 6,95 casos por cada 100.000 habitantes, aunque, tras ajustar el retraso en la notificación, se estima que alcanzará los 7,44. Estas cifras son similares a las de Europa Occidental, pero se sitúan por encima de la media de la Unión Europea. El 85,2 % de los casos corresponde a hombres, con una edad mediana de 36 años, y más de la mitad de los nuevos diagnósticos afectan a personas de origen extranjero.
En cuanto a la forma de transmisión, los hombres que tienen sexo con hombres representan el 54,3 % de los casos, seguidos de la transmisión heterosexual, con un 28,7 %. La transmisión por uso de drogas inyectadas es minoritaria, apenas un 1,5 %. En conjunto, el 83 % de los nuevos contagios se produjeron por vía sexual, confirmando esta como la principal vía de expansión del virus.
El 31,5 % de los diagnósticos se encontraban ya en fase avanzada de la enfermedad. El retraso diagnóstico es más frecuente en mujeres (57,6 %) que en hombres (50 %), y aumenta con la edad: del 38,7 % en menores de 25 años al 65,5 % en mayores de 50. Estos datos subrayan la importancia de reforzar las estrategias de detección precoz en todos los grupos poblacionales.
Desde 2003 se han notificado más de 75.000 nuevos diagnósticos, y la tendencia de la última década muestra un descenso notable, especialmente en la transmisión entre personas que se inyectan drogas y en la vía heterosexual. También descienden los casos en hombres que tienen sexo con hombres desde 2016. No obstante, el porcentaje de diagnósticos tardíos sigue aumentando, lo que representa uno de los principales retos actuales en la lucha contra el VIH.