¿Qué le hace el agua caliente a la sangre?

13 de noviembre de 2025
2 minutos de lectura

El calor no solo relaja los músculos, también actúa directamente sobre los vasos sanguíneos y provoca efectos que imitan los beneficios del ejercicio

Detrás de un buen baño caliente se esconden beneficios reales para la salud cardiovascular, la circulación y la presión arterial. La ciencia confirma que sumergirse en agua caliente puede ayudar a mejorar la función del corazón y los vasos sanguíneos.

Un chapuzón en agua caliente no solo es recomendable después del ejercicio. También puede ser una alternativa eficaz para quienes no pueden realizar actividad física intensa. En algunos casos, incluso puede complementar un tratamiento médico para la hipertensión, siempre bajo supervisión profesional.

Esta inmersión en agua tibia o caliente tiene efectos inmediatos y duraderos sobre el sistema circulatorio. Es especialmente beneficiosa para las personas con presión arterial alta. Según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y un estudio publicado en Temperature, entre sus principales efectos se encuentran la dilatación de los vasos sanguíneos y mejora la presión arterial; y una sola inmersión puede reducir la presión arterial sistólica entre 6 y 7 milímetros de mercurio (mm Hg) durante las 24 horas siguientes. Además, sumergirse hasta el pecho aumenta el volumen sanguíneo central en unos 700 mililitros, y mejora la función vascular y reduce el riesgo de mortalidad por accidentes cardiovasculares.

Según recoge El Excelsior, el calor no solo relaja los músculos, también actúa directamente sobre los vasos sanguíneos y provoca efectos que imitan, en parte, los beneficios del ejercicio. De acuerdo con la revista Current Cardiology Reviews y la American Physiological Society, tiene beneficios sobre la circulación porque favorece el flujo sanguíneo al dilatar los vasos, disminuye la resistencia periférica, reduciendo el esfuerzo del corazón; y alivia la rigidez muscular y reduce el estrés. Además aumenta la liberación de óxido nítrico, una sustancia que dilata los vasos sanguíneos, generando un efecto similar al del ejercicio intenso, y estimula la transpiración, lo que ayuda a eliminar líquidos y toxinas.

Agua fría, agua caliente

Ahora bien, aunque el agua caliente es una gran aliada, su uso debe ser moderado. Los expertos de la UNAM recomiendan que la temperatura ideal es entre 37,5 y 40°C para el uso cotidiano, con una duración del baño de no más de 10 minutos. También evitar el calor extremo, con temperaturas muy altas pueden causar mareos o bajadas peligrosas de tensión, y es muy importantes la hidratación, ya que la sudoración excesiva puede provocar fatiga o deshidratación. El agua muy caliente elimina la capa protectora natural, provocando resequedad e irritación, y las temperaturas superiores a 48°C solo deben emplearse con fines médicos y bajo supervisión profesional.

En definitiva, la ciencia respalda los beneficios del agua caliente para la salud cardiovascular. Un baño moderado puede ser una forma sencilla y placentera de cuidar el corazón. Sin embargo, si padeces alguna condición médica, consulta siempre a tu médico antes de iniciar cualquier tipo de terapia de calor.

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