La Cumbre del Clima (COP30), que se celebra en Belém, al norte de Brasil, vivió este martes un momento tenso. Un grupo de activistas entró en la zona azul, el área administrada por la ONU donde se desarrollan las negociaciones. Su mensaje fue claro: “hay que gravar a los milmillonarios” y detener la expansión petrolera en la Amazonia.
Los manifestantes venían de la Marcha Mundial por la Salud y el Clima. Lograron esquivar por unos minutos el control policial y atravesaron la entrada del Parque da Cidade, cerrado al público durante la cumbre. Dentro, desplegaron pancartas y corearon consignas contra el modelo económico actual y el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Lo acusaron de permitir nuevas perforaciones petroleras en la cuenca amazónica.
“El Gobierno miente cuando dice que el Amazonas está bien. Si lo estuviera, no estaríamos aquí protestando”, declaró el chamán y activista indígena Nato Tupinambá, una de las voces más visibles del grupo. La protesta, aunque breve, atrajo la atención de delegados y periodistas presentes en el recinto.
Minutos después, la seguridad de la ONU y las fuerzas brasileñas intervinieron para contener la situación. Los guardias formaron dos cordones humanos para impedir el avance de los activistas hacia las salas de negociación. El enfrentamiento fue breve, pero dejó al menos dos agentes con heridas leves. Tras el desalojo, el acceso al área fue temporalmente restringido, según Europa Press.
El incidente puso sobre la mesa un mensaje claro: los manifestantes reclaman una redistribución de la riqueza y una acción climática real. “No se puede hablar de salvar el planeta mientras los más ricos siguen acumulando beneficios a costa de los pueblos y los ecosistemas”, gritaban algunos activistas mientras eran escoltados fuera del recinto.
Las organizaciones que impulsaron la marcha se desmarcaron del episodio y aclararon en un comunicado que su movilización había sido “pacífica, pública y previamente comunicada a las autoridades”. Aun así, el suceso ha vuelto a evidenciar la tensión entre la sociedad civil y los líderes políticos reunidos en la COP30.
Un portavoz de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) aseguró que “el lugar está seguro y las negociaciones continúan con normalidad”. Sin embargo, la protesta ha recordado que la crisis climática no solo se discute en los despachos. También se grita en las calles, con la voz de quienes exigen justicia fiscal y ambiental para un planeta que no puede esperar más.