La Universidad de Granada lanza una iniciativa que va más allá del aula. Se llama ‘Cocina con alma’ y está pensada para los estudiantes. La idea es simple: aprender a cocinar rico, sano y económico, como lo haría una madre. El proyecto combina lo pedagógico, lo social y lo cultural.
Hoy, a las 17:00 h, arrancan las clases en el Comedor Universitario de Fuentenueva. Mañana, 11 de noviembre, los participantes se desplazarán al Mercado de San Agustín. Allí descubrirán cómo identificar productos saludables, frescos y de temporada. También aprenderán a reducir la dependencia de ultraprocesados y a mejorar su bienestar. La propuesta no es solo cocinar; es conocer los alimentos y entender cómo aprovecharlos.
El enfoque del taller es muy práctico. Los estudiantes aprenderán a planificar menús semanales, usar técnicas de aprovechamiento y preparar platos equilibrados con bajo coste. Todo esto bajo la supervisión del reconocido chef Kike Gallardo, que les enseñará a transformar ingredientes básicos en recetas creativas y nutritivas. Además, el taller busca minimizar el desperdicio y fomentar la autonomía en la cocina.
Kike Gallardo es más que un chef. Su experiencia internacional es impresionante. Ha trabajado en restaurantes en Asia como Octo-Saigon y CAPOS-Hanoi, ambos reconocidos por la guía Michelin y como restaurantes emergentes del mundo. También colaboró en El Celler de Can Roca y en Maido, en Perú, dos de los mejores restaurantes del planeta.
En 2019 fundó El Herbario Comestible, un proyecto artístico que une botánica y cocina. Por su trabajo recibió el premio Joven Talento 2022 del Basque Culinary Center. Gallardo cree que “la cocina es una excusa para la conversación”, y eso es justo lo que pretende transmitir a los estudiantes. No se trata solo de cocinar, sino de conectar con los alimentos, con la cultura y con los demás.
Con ‘Cocina con alma’, la Universidad de Granada ofrece algo más que clases de cocina. Enseña autonomía, creatividad y hábitos saludables. Los estudiantes salen del taller no solo con recetas, sino con herramientas para comer mejor cada día, sin complicaciones ni grandes gastos. Una manera de cuidar de los alumnos como lo haría una madre, pero con el toque de un chef internacional.