El Vaticano ha puesto punto final a un debate que lleva décadas dividiendo a teólogos y fieles. El Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha aclarado que la Virgen María no puede ser considerada “corredentora” junto a Cristo. Según el nuevo documento Mater Populi Fidelis, presentado por el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, solo Jesús es el único redentor de la humanidad.
El texto explica que el papel de María debe entenderse siempre en relación subordinada a Cristo. Aunque la Iglesia la venera como madre y modelo de fe, no puede compartir con su Hijo la potestad de salvar a la humanidad. “El título de corredentora corre el riesgo de oscurecer la única mediación salvífica de Cristo”, advierte el documento.
El cardenal Fernández insistió en que la Virgen no concede gracias por sí misma. Su papel, dice, es acompañar y preparar a los fieles para recibir la gracia divina. María actúa como una madre que protege y dispone el corazón de los creyentes, pero el poder de salvar pertenece solo a Dios.
Esta aclaración descarta la posibilidad de proclamar un nuevo dogma sobre María como “corredentora”, algo que desde hace años pedían algunos grupos católicos conservadores. Con este pronunciamiento, el Vaticano cierra definitivamente una discusión que se arrastraba desde el siglo pasado, según el Diario de Yucatán.
El título de “corredentora” ha sido defendido con fuerza por ciertos sectores dentro de la Iglesia. Desde los años 90, movimientos como Vox Populi Mariae Mediatrici han reunido millones de firmas para pedir al Papa la proclamación del dogma. Entre los impulsores figuraban cardenales, obispos y comunidades religiosas de todo el mundo.
Algunos santos, como Padre Pío o Madre Teresa de Calcuta, usaron el término en su devoción personal, lo que alimentó aún más el debate. Incluso san Juan Pablo II llegó a mencionarlo en algunas ocasiones, aunque nunca de forma oficial. En cambio, Benedicto XVI lo evitó y el papa Francisco fue claro en 2019: “No nos perdamos en tonteras”, dijo al rechazar nuevas definiciones dogmáticas.
Hoy, el Vaticano insiste en que María es madre, discípula y protectora, pero no corredentora. Su misión, según el documento, no es salvar, sino acompañar. Con esta decisión, la Santa Sede busca preservar el equilibrio teológico y recordar que en la fe cristiana solo Cristo redime.