Días de vino y rosas es el título de una magnífica película con un mensaje constructivo que deja en la sensibilidad de quienes la posean un amargo sabor con una dura enseñanza.
Sus protagonistas, Jack Lemmon y Lee Remick, interpretan a una pareja que consigue dejarte marcado con todo lo que transmiten a través de la pantalla.
Muestran, con una interpretación magistral, toda la felicidad y desenfreno desinhibido, todo el desencanto, todo el dolor y todas las lágrimas que los vicios pueden arrastrar a quienes están sometidos y los padecen.
Es conocida la destrucción del núcleo familiar por la falta de atención que les conduce a la desaparición de esa institución creada libremente y que, al depender de los vicios varios del cabeza de familia, les arrastra al desamor, faltas de respeto, dolor, miedo, y en muchas ocasiones, maltrato físico.
Son responsables de ruinas por la falta total de esa atención tan necesaria en los negocios y trabajos, al sustituirla por sus propios vicios.
Sus finales suelen terminar en separaciones y divorcios que llegan llenos de reproches, dolor, angustias, miedos y, si tienen hijos, es más sangrante, mucho peor, pues estos suelen padecer traumas que a lo largo de sus vidas suelen surgir.
Después de días de vino y rosas, «con todos sus complementos», esos vicios lo único palpable que dejan es un mal recuerdo, demasiado doloroso para todo el núcleo familiar, que se ha roto en mil pedazos y para siempre.
Hemos conocido, haciendo historia en la hemeroteca de varios casos, más de los deseados de un desenfreno desbordado de personas, que por el lugar al que fueron destinados debieron ser más honestos y cumplir los objetivos para los que fueron destinados.
Pero hicieron todo lo indeseable que alguien, con la mínima vergüenza, jamás hubiera sucumbido a esos actos tan impresentables y «bajunos» demostrando poseer unas conciencias sin formación ni escrúpulos.
Así han mostrado a todo un país las reprobables acciones de unas personas que nos estaban representando con toda la basura que sus inadmisibles acciones han dejado al descubierto.
Y lo han hecho con una falta total de vergüenza, propia de los que se creían intocables, al hacerlo con dinero publico.
Sus días de vino y rosas se han terminado y, como en todas las rendiciones, ha sido por haber perdido su mal juego. En el ajedrez, algunos añaden la coletilla de que se pierde por no saber, por no ver y por equivocarse. Estos lo hicieron con total impunidad y exposición plena.
Eran fagocitadores de vicios, le han dado a todo sin freno alguno, y bendecidos por sus adeptos que les han aplaudido con pasión… ¿O como ejemplo? Solo escuchar a algunas «señoras», ¿simplemente por conservar el puesto?
Qué bajo hace caer el maldito dinero a gente sin moral ni empatía y que hacen ostentación de desprecio a quienes actúan con lealtad a lo prometido, sirviendo y cumpliendo con honor su puesto.
Gentes así se han paseado por las alfombras de lugares que antes eran de respeto y honor para todos los ciudadanos.
Hoy ni el más puro disolvente las podrá dejar de nuevo impolutas para que las puedan pisar gentes con honor, lealtad y respeto hacia la nación a la que van a representar y a los ciudadanos que les han dado el poder.
Que no lo olviden, es su más valiosa tarjeta de visita.
Honor, fidelidad, dignidad y vergüenza.
En la entrada un cartel que avise:
¡PROHIBIDO EL PASO A LADRONES, MENTIROSOS Y TRILEROS!
Totalmente de acuerdo Hay ya tanta mierda que esto apesta pero las moscas están encantadas porque nadie quita la mierda y ellas siguen volando y posándose y llevando mierda y esto sigue apestando Será que en algún momento podamos respirar aire fresco ? O está todo ya tan enmierdado que vamos a seguir apestados?
No te enfades tanto querida Yo misma.
Es imperdonable como están dejando el nombre de España.
¿Recordáis aquello de…UNA GRANDE Y LIBRE?
La pobreza moral es tan grande , que se requerirían toneladas
de estiércol para taparla.