Emmanuel Macron, el presidente francés, se dio de plazo hasta el miércoles por la noche para decidir cómo intentar salir de la profunda crisis política que sacude a Francia desde 2024. Las opciones sobre la mesa incluyen la formación de un nuevo gobierno, la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas o, en el extremo más radical, su propia dimisión, según informa el Diario Las Américas.
El lunes, el primer ministro Sébastien Lecornu presentó su dimisión, apenas unas horas después de anunciar su gabinete. Era el tercer jefe de gobierno nombrado por Macron en un solo año. Pese a aceptar su renuncia, el presidente le otorgó 48 horas para negociar con los partidos y explorar la posibilidad de formar una coalición que garantice cierta estabilidad institucional.
Desde septiembre de 2024, el Ejecutivo está compuesto por la alianza centrista de Macron y el partido conservador Los Republicanos (LR), aunque sin mayoría en la Asamblea Nacional. El líder de LR y ministro del Interior, Bruno Retailleau, se mostró dispuesto a colaborar bajo determinadas condiciones, después de que sus críticas a la última composición del gabinete precipitaran la crisis.
Asimismo, Lecornu propuso este martes centrar el trabajo de la actual coalición en dos prioridades: la elaboración del presupuesto de 2026, clave ante una deuda pública del 115,6% del PIB, y la definición del futuro político de Nueva Caledonia, territorio francés en Oceanía con un activo movimiento independentista.
Mientras tanto, las oposiciones socialista, comunista y ecologista reclaman la designación de un primer ministro de izquierda, argumentando que su bloque fue el más votado en las elecciones de 2024, aunque sin alcanzar mayoría. Macron, hasta ahora, ha rechazado esa posibilidad. Lecornu deberá presentar el resultado de sus conversaciones el miércoles por la noche. Si fracasa en su intento de construir una mayoría estable, el presidente ha prometido «asumir sus responsabilidades«.
Si las negociaciones no prosperan, la opción más probable sería convocar elecciones legislativas anticipadas, apenas 15 meses después del último adelanto electoral que originó la actual crisis.
El 9 de junio de 2024, Macron decidió disolver la Asamblea Nacional y adelantar los comicios previstos para 2027. Lo hizo tras la victoria de los conservadores en las elecciones al Parlamento Europeo, buscando una «aclaración política«. Sin embargo, el resultado dejó un Parlamento fragmentado en tres bloques principales, la izquierda, el centroderecha y la ultraderecha, sin una mayoría clara para gobernar.
Según la analista Celia Belin, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), es incierto que unos nuevos comicios ofrezcan un resultado diferente. A día de hoy, las encuestas sitúan a la extrema derecha en cabeza, con un 30% de intención de voto en la primera vuelta, seguida por la izquierda (25%) y el bloque presidencial (16%).
La líder ultraderechista Marine Le Pen considera que un adelanto electoral es la «única salida posible«, aunque una condena judicial le impide presentarse. Su sucesor político, Jordan Bardella, ya manifestó su disposición a concurrir.
Cada vez más voces, tanto dentro como fuera del oficialismo, piden la salida anticipada de Macron antes del fin de su mandato en 2027. Muchos consideran que el sistema político francés, fuertemente centrado en la figura del presidente, ha llegado a un punto de bloqueo institucional.
Además, el ex primer ministro Édouard Philippe, líder del partido Horizontes y aliado de Macron, afirmó que el país vive un «desmoronamiento del Estado» y que la solución pasa por el propio presidente. Propone nombrar un primer ministro técnico con el único objetivo de aprobar el presupuesto de 2026 y, posteriormente, convocar elecciones presidenciales anticipadas. Philippe es el primer alto cargo del bloque oficialista en pedir abiertamente la salida del jefe de Estado.
Un 70% de los franceses apoya esta idea, según una encuesta de Odoxa-Backbone. Sin embargo, Macron ha reiterado que no tiene intención de dimitir. La otra alternativa, una moción de destitución parlamentaria impulsada por el líder de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, tiene pocas probabilidades de prosperar.
Mientras tanto, crece el malestar interno incluso dentro del partido presidencial Renacimiento. Su líder, el ex primer ministro Gabriel Attal, admitió que «ya no entiende las decisiones del presidente«, aunque aseguró que no apoya su renuncia. La incertidumbre política se mantiene, y toda Francia espera la decisión que Macron deberá anunciar en las próximas horas.