Contra el olvido del asesinato de Mahsa Amini y la represión sobre la mujer en Irán

29 de septiembre de 2025
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Los eurodiputados quieren que la UE tome medidas contra el régimen represivo de Irán / European Parliament

En estos días de aniversario del crimen y la muerte de Mahsa, el gobierno vuelve a intensificar las medidas represivas para tratar de evitar que se produzcan nuevas manifestaciones con reclamaciones de libertad

Casi no se recuerda, transcurridos tres años, el brutal asesinato de Mahsa Amini a manos de la Policía de la Moral del régimen iraní. La atención en los medios y, lo que es más grave, de las organizaciones de mujeres y de derechos humanos, prácticamente ha desaparecido.

Y no es que haya existido mutación alguna de la dictadura de los ayatolás, pues el régimen sigue persiguiendo con saña a la mujer que no se somete, y en especial al movimiento Mujer, Vida, Libertad que se levantó tras el crimen y que sufrió la represión con centenares de vidas y millares de personas en prisión, además de farsas judiciales que acabaron en condenas a muerte que aún se están ejecutando.

Mahsa Amini era una joven mujer iraní de origen kurdo de 22 años, que fue arrestada y torturada por la policía religiosa islámica hasta su muerte, sencillamente por no usar su hiyab correctamente, en septiembre de 2022.

Eso dijo el escuadrón especial que implementa la regulación del hiyab para detenerla. Después de recibir golpes en diversas partes del cuerpo y en la cabeza, entró en coma y, tan solo tres horas después de su detención, era ingresada muy grave en un hospital. Dos días después murió.

Se produjeron protestas al grito de Mujer, Vida, Libertad, y el gobierno iraní continuó con la represión durante meses, protestas que reclamaban el fin de la República Islámica y que solo frenaron tras causar varios centenares de muertos, realizando varios miles de detenciones y encarcelaciones, donde fueron ejecutados siete manifestantes, uno de ellos en público.

En estos días de aniversario del crimen y la muerte de Mahsa Amini, el gobierno vuelve a intensificar las medidas represivas para tratar de evitar que se produzcan nuevas manifestaciones con reclamaciones de libertad.

Irán, un régimen antifeminista

El antecedente de lo que sucede actualmente hay que situarlo en 1979, con el inicio de la revolución islamista, alabada en España por sectores del extremismo izquierdista y derechista por ser antiimperialista, y con la subida al poder del ayatolá Jomeini la instauración del régimen teocrático hasta hoy vigente.

Desde entonces, el Estado islamista ha promulgado una política de represión, incluso con ejecuciones hacia las mujeres, homosexuales y hacia grupos disidentes de su ideología, entre ellos las minorías religiosas, como la comunidad bahá’í, la minoría religiosa más importante de Irán y uno de los grupos más perseguidos mediante asesinatos selectivos, encarcelamientos, privación del derecho a la educación, al trabajo e incluso a un enterramiento digno.

Es importante recordar que ya en junio de 1983, diez mujeres fueron ejecutadas en la ciudad de Shiraz, donde la menor tan solo tenía 17 años y la mayoría rondaba la veintena, por el motivo de no querer renunciar a la Fe bahaí, confesión que nació en ese mismo país en 1844 y que promueve la igualdad de la mujer, la unidad en diversidad y la justicia social, entre otros fundamentos.

Estas jóvenes fueron ahorcadas una a una y forzadas a ver cómo colgaban una a una a las demás. Durante los años que siguieron, la represión hacia las mujeres se ha ido incrementando.

En el último año, el régimen iraní ha intensificado las ejecuciones como medio de represión política para infundir miedo a la ciudadanía. Tras los juicios-farsa, han ejecutado a 11 personas en relación con las protestas de Mujer, Vida, Libertad, y varias personas más están pendientes de ser ejecutadas en relación con esas manifestaciones.

La última de estas víctimas fue Mojahed Kourkouri, ejecutado el pasado 11 de junio de 2025.

Persecución y ejecuciones

La situación se agravó tras la guerra entre Irán e Israel, pues en los últimos tres meses se han desatado las ejecuciones y la represión de opositores, algunos acusados de espiar para el Mossad, dicen.

Solo en junio ejecutaron a tres hombres en la ciudad de Urmia, en el noroeste de Irán, que, según manifestaron, «estaban introduciendo de contrabando material para asesinar a personas en el país».

Detuvieron a un total de 700 personas acusadas de espiar para Israel durante los 12 días de conflicto bélico y las ejecuciones continuaron en los meses posteriores, al menos siete ejecuciones más, la última el pasado 17 de septiembre, sin contar las ejecuciones por delitos comunes, que también son práctica habitual.

En general, la represión de la dictadura teocrática islamista es generalizada hacia las minorías sociales. También los activistas LGBT sufren condenas a muerte en Irán. Y así les sucedió a Zahra Seddiqi Hamedani, de 31 años, y a Elham Choubdar, de 24, que fueron declaradas culpables por un tribunal de Urmia por el delito de “corrupción en la Tierra», al ser acusadas de promover la homosexualidad, el cristianismo y comunicarse con medios opuestos a la República Islámica.

El poder judicial de Irán confirmó las sentencias, aunque dijo que estaban relacionadas con la trata de personas y no con el activismo. Su arresto lo realizó la Guardia de la Revolución Islámica (IRGC) cuando intentaban cruzar a Turquía para buscar asilo y les dijeron que estaban acusadas de «difundir la corrupción en la Tierra» mediante la promoción de la homosexualidad, la comunicación con medios hostiles y la promoción del cristianismo.

Amnistía Internacional expresó que las dos primeras acusaciones surgieron de su defensa pública de los derechos LGBT en las redes sociales y su aparición en un documental de la BBC de mayo de 2021 sobre los abusos que sufrían las personas de género diverso en la región semiautónoma de Kurdistán en Irak, donde una de ellas vivía entonces.

Según la legislación iraní, la relación sexual entre personas del mismo sexo es un delito penal, con castigos que van desde la flagelación hasta la pena de muerte. Recordamos cómo han colgado a homosexuales en plazas públicas y campos de fútbol. A su vez, la acusación de promover el cristianismo fue por usar un collar con una cruz y asistir a una iglesia en Irán hace varios años, sin ser reconocidas como tal.

La represión hacia la mujer persiste y es profunda

Al año siguiente del asesinato de Mahsa Amini se produjo una brutal paliza a Armita, una joven iraní de 16 años que se disponía a coger el metro con dos amigas en Teherán. Ninguna llevaba velo.

Poco después de entrar al vagón, las cámaras captaron cómo la joven salió inconsciente arrastrada por sus amigas del andén. Era un nuevo caso similar al de Mahsa que trató de silenciar el gobierno iraní. Armita acabó en el hospital, en coma, y las organizaciones de derechos humanos denunciaron que fue brutalmente golpeada por la policía de la moral que vigila el metro de manera habitual.

La legislación iraní establece el uso obligatorio del velo, que es aplicable a las niñas desde los siete años, violando libertades y derechos humanos, en especial los relativos a la igualdad y no discriminación, la libertad de expresión y de creencias, la intimidad y la autonomía de la persona, y se concreta en represión, detenciones y procedimientos arbitrarios, azotes, agresiones físicas y tortura, cárcel y, en su caso, ejecuciones.

Represión que alcanza a las defensoras de los derechos de las mujeres, periodistas, cantantes y demás activistas que reivindican la igualdad o desafían el uso obligatorio del velo, como sucedió con el movimiento Mujer, Vida, Libertad.

El control y sometimiento de la mujer es esencial para la dictadura teocrática.

Hace unos días, en Madrid, un pequeño grupo de activistas de derechos humanos nos juntamos en Moratalaz para recordar a Mahsa Amini (Jhina), a los centenares de personas asesinadas por el régimen iraní y en reconocimiento de la movilización de Mujer, Vida, Libertad.

Reprobamos el olvido y la falta de respuesta actual ante la brutal represión del régimen teocrático; reclamamos a las instituciones españolas, a los partidos y sindicatos, a las organizaciones de mujeres, a las entidades de derechos humanos, al conjunto de la sociedad, la necesaria solidaridad con la resistencia de las mujeres y de la sociedad civil frente a la dictadura islamista en Irán; les pedimos salir del silencio y mostrar, como se ha hecho en otras ocasiones, con igual compromiso, el rechazo a la dictadura y represión que sufren las mujeres y la sociedad por este régimen integrista.

Mahsa Amini vive entre nosotros, ¡Mujer, Vida, Libertad somos todos!

Por su interés reproducimos este artículo de Estaban Ibarra publicado en el Confilegal Contra el olvido del asesinato de Mahsa Amini y la represión sobre la mujer en Irán

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