La Vuelta Ciclista a España culmina este domingo en Madrid con Jonas Vingegaard como virtual ganador de su primera ronda española. Aunque lo deportivo parece decidido, la incertidumbre se centra en la seguridad de la última etapa, debido a las manifestaciones propalestinas convocadas a lo largo del recorrido. Para garantizar su desarrollo, el Gobierno ha desplegado más de 2.000 agentes de seguridad en la capital y municipios cercanos.
Las protestas ya habían alterado etapas previas en Bilbao, Castro de Herville y Navacerrada, generando preocupación entre la organización y los ciclistas. En esta vigésimo primera etapa, de 106 kilómetros tras un recorte de 5, el pelotón partirá de Alalpardo y pasará por Algete, San Sebastián de los Reyes y Alcobendas antes de entrar en Madrid, donde se disputará un circuito urbano con nueve pasos por meta.
Los organizadores de las manifestaciones han convocado concentraciones a lo largo de todo el recorrido, empezando en Alalpardo desde dos horas antes de la salida oficial de la etapa. También se esperan protestas en Algete, San Sebastián de los Reyes —en la rotonda de Palestina— y Alcobendas, todas ellas con presencia de banderas palestinas y kufiyas.
En la capital, el mayor despliegue de manifestantes se prevé en puntos estratégicos como Atocha, Callao y la ermita de San Antonio de la Florida, a partir de las 18:00 horas. El final de la Vuelta tendrá lugar en Cibeles, frente al Ayuntamiento, alrededor de las 20:30, con un recorrido que atravesará lugares icónicos como la Puerta del Sol, la Gran Vía, Callao y el Paseo del Prado, ante la asistencia prevista de más de 50.000 personas.
El dispositivo de seguridad especial cuenta con 1.100 policías nacionales, 400 guardias civiles, 800 policías municipales, un centenar de agentes de Movilidad y equipos del Samur-Protección Civil, además de efectivos locales en los municipios del recorrido. En total, unos 2.300 agentes velarán por la seguridad, en una operación que supera incluso el despliegue de la Cumbre de la OTAN en 2022.