España ha alcanzado en 2025 la cifra más alta de muertes por ahogamiento de la última década, con un total de 368 fallecimientos en espacios acuáticos. Este número supera los registros de 2023 (361) y 2017 (339), según el Informe Nacional de Ahogamientos (INA) elaborado por la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS). El dato refleja una preocupante tendencia al alza en este tipo de tragedias.
Durante agosto se produjeron 65 muertes por ahogamiento, una cifra que, aunque elevada, resulta inferior a las alcanzadas en años anteriores, como los 81 casos de 2020, los 74 de 2019 y los 70 de 2015. Aun así, el verano continúa siendo el periodo más crítico en cuanto a víctimas mortales relacionadas con el agua.
De hecho, entre mayo y agosto de este año se contabilizaron 274 fallecimientos, el cuatrimestre más letal desde que existen registros. Esta cifra supera los 257 casos de 2023 y los 245 de 2019, lo que equivale a una media alarmante: cada 11 horas muere una persona en España por esta causa.
El perfil de las víctimas mantiene la tendencia de años anteriores. Predominan los hombres, con 299 muertes registradas hasta agosto frente a 69 mujeres. La mayoría de las víctimas son españolas, aunque se han contabilizado también fallecimientos de personas extranjeras, principalmente europeas. La franja de edad más afectada corresponde a los 65 a 74 años, seguida de los adultos entre 55 y 64, y de los mayores de 75.
En cuanto a los lugares donde se producen los accidentes, las playas concentran el mayor número de muertes con 183 casos, seguidas de los ríos (71), las piscinas (45) y otros espacios acuáticos (69). Estos datos confirman que el riesgo no se limita a un único entorno, sino que está presente en distintos ámbitos recreativos.
Por comunidades autónomas, Andalucía encabeza la lista con 66 fallecidos, seguida por Comunidad Valenciana (50), Galicia (44), Canarias (43) y Cataluña (42). Castilla y León (25) y Baleares (24) también presentan cifras significativas.
La RFESS advierte de que las altas temperaturas, la afluencia masiva a playas y ríos, y la relajación frente a los riesgos aumentan la peligrosidad durante los meses de verano. Por ello, insiste en extremar precauciones, bañarse solo en zonas vigiladas, respetar señalizaciones y poner especial atención en menores y personas con poca experiencia en el agua.