Al juez Juan Carlos Peinado, instructor del caso Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez, no le «quitan el sueño» las cuatro denuncias que le han interpuesto el ministro de Justicia Félix Bolaños (dos) y otras personas afines al PSOE.
La finalidad de estas denuncias ante el Consejo General del Poder judicial (CGPJ) es intentar apartarle como sea de la investigación que desarrolla desde hace más de un año contra los chanchullos que se le atribuyen a la esposa del presidente y por los que está imputada.
El día 11 de septiembre tendrá que declarar nuevamente ante Peinado, esta vez por malversación de caudales públicos.
Es decir, por utilizar a una amiga suya, Cristina Álvarez, contratada por el equipo de Bolaños en un puesto de La Moncloa, como si fuera su secretaria y para que esta le ayudase en sus negocios comerciales privados.
Hay correos electrónicos que acreditan que Álvarez le hacía la gestiones a Begoña para conseguir financiación para su cátedra de la Universidad Complutense y para otros asuntos lucrativos personales.
En derecho esto se llama malversación de caudales públicos.
Cuando una persona cobra un sueldo público y se dedican o la mandan dedicarse a temas personales y lucrativos de quien la contrata o pide que se la contrate, esa desviación de tarea no pública, está tipificada como malversación de caudales públicos. Y hay jurisprudencia del Supremo muy clarificadora en este sentido.
También ha sido citada por el juez Cristina Álvarez. Por esta malversación, y por falso testimonio en sede judicial, Peinado llevó ante el Tribunal Supremo a Bolaños, pues se trata de una persona aforada, alegando que fue su departamento el que contrató a Álvarez, pero el Supremo decidió que de momento no era susceptible de ser investigado porque no había suficientes indicios contra él como autor directo de la contratación de Álvarez.
Aunque Bolaños era el jefe del departamento de La Moncloa que la contrató, el de Presidencia. Y no es errático deducir que tanto Sánchez como Bolaños debían saber que Begoña había pedido contratar como una suerte de secretaria personal a su vieja amiga Cristina.
En vista de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid archivó ipso facto las querellas que interpusieron Sánchez y su esposa Begoña contra el juez Peinado para que ese tribunal le abriera una investigación y le apartara del caso Begoña, Bolaños y el entorno de Sánchez han decidido acudir al CGPJ, donde Bolaños tiene mucha mano, pues es quien eligió a 11 de los 21 vocales, incluida la presidenta, para continuar con la estrategia de quitarse de en medio al titular del Juzgado de Instrucción 41 de Madrid, Juan Carlos Peinado.
Está tranquilo y duerme bien. Este es el estado personal actual de Peinado a sabiendas de la constante presión que está ejerciendo Bolaños en el Poder Judicial para que este tome alguna medida contra el juez.
Entre él y otras personas afines al PSOE, le han puesto a Peinado cuatro denuncias en el Consejo.
Peinado, que no ha dejado de trabajar durante este verano y apenas ha cogido unos días de vacaciones, en lugar de que se le deje trabajar está perdiendo el tiempo en tener que contestar y defenderse ante el Consejo de las denuncias de Bolaños y Cía. A petición del Consejo ha contestado a las cuatro denuncias, aunque el contenido de dos de ellas era muy similar, de lo que se infiere una misma mano detrás.
Pese a que no le dejan tranquilo y le están poniendo constantes piedras en el camino desde el PSOE y La Moncloa, el juez Peinado está muy tranquilo y duerme bien. No han logrado quitarle el sueño, ha confesado a allegados suyos.
Las denuncias contra jueces se deben enviar a la oficina del Promotor de la Acción Disciplinaria del CGPJ. Sin embargo, algunas de las presentadas por parte de Bolaños y afines al PSOE se han remitido directamente a la presidenta del Consejo, Isabel Perelló, que fue avalada para este cargo por el propio Bolaños; y este fue quien negoció con el PP los nombres de los 20 vocales y la presidencia del CGPG. La mitad los eligió él.
Perelló no ha devuelto la denuncia, que le ha llegado a su propia mesa, para que esta se presente en la oficina establecida para ello.
El promotor de la acción disciplinaria, Ricardo Conde, ha informado hace unos días de que ha abierto una investigación preliminar contra Peinado por una de las denuncias interpuestas por Bolaños y afines. A Conde lo nombra quienes nombra Bolaños.
Este se queja en sus denuncias del interrogatorio que le hizo el juez Peinado y de algunas decisiones que ha tomado contra él y Begoña Gómez, quien, por otro lado, tiene como aliados en este proceso, aparte de a su abogado, Antonio Camacho, al fiscal y a la abogacía del Estado.
Peinado ha contestado ya por escrito a las cuatro denuncias que le han puesto en el CGPJ y, según quienes le conocen, no parece en absoluto perturbado por las acciones emprendidas contra él por el Gobierno de Sánchez y afines. Y duerme bien.
Está muy enfadado con los ataques que se vierten sobre su hija, concejal del PP en un municipio de la Comunidad de Madrid, y que se la haya llamado racista por cerrar una instalación en su pueblo destinada a Menas. Su hija ha estado numerosas veces en África en misiones de ayuda a niños.
Su intención es dejar cerrado y para juicio, antes de su jubilación en octubre próximo, al menos varios de los cinco delitos que le atribuye Peinado a Begoña.
Una primera de malversación de caudales, relacionada con la secretaria para todo Cristina Álvarez, y una segunda relacionada con la aplicación informática de la que supuestamente se apropió Begoña durante su estancia en la más que dudosa profesión de catedrática de sostenibilidad de la Universidad Complutense de Madrid, categoría que se le dio a dedo, sin haber pasado siquiera Begoña por la universidad.
Que dejen trabajar al juez y que no lo coaccionen mas
es una vergüenza lo que están haciendo
Todo mi apoyo al juez Peinado
Bolaños debería estar en su casa hace años junto a su jefe.