Roma no se construyó en un día

1 de agosto de 2025
3 minutos de lectura
Donald Trump y Vladimir Putin. | EP

SONIA SCHOTT

En Gaza y Ucrania las guerras continúan sin tregua, y Trump parece haber comprendido que hay promesas difíciles de cumplir

El acuerdo entre Washington y Caracas, mediante el cual los venezolanos deportados y encarcelados en El Salvador regresaron a su país a cambio de la liberación de ciudadanos estadounidenses retenidos en Venezuela, supuso sin duda un punto a favor para el presidente Donald Trump, especialmente porque el Departamento de Estado confirmó que ya no hay nacionales en poder del régimen de Nicolás Maduro.

Sin embargo, a pesar de los recientes pronunciamientos en los que se advierte que “Maduro no es el presidente de Venezuela y su gobierno carece de legitimidad”, la Casa Blanca autorizó al gigante energético estadounidense Chevron a reanudar la producción de crudo en Venezuela; un giro drástico en comparación con 2019, cuando se impusieron sanciones a las operaciones petroleras venezolanas de la compañía en respuesta a denuncias de abusos de derechos humanos y corrupción por parte del gobierno autoritario.

Sin victorias contundentes

Todavía está por verse el impacto de este cambio de rumbo en el panorama político venezolano.

En cualquier caso, Trump, que hoy es el mandatario más poderoso desde Ronald Reagan, aún no ha logrado un triunfo relevante en política exterior desde que asumió el poder el 20 de enero.

Las guerras en Gaza y Ucrania, por ejemplo, llevan 21 y 41 meses respectivamente, pese a los esfuerzos de la administración por ponerles fin.

Irán resiste la presión militar

La decisión de enviar bombarderos B-2 para atacar tres instalaciones nucleares iraníes el mes pasado fue un avance estratégico significativo y, sin duda, Trump lo considerará una victoria en política exterior.

No obstante, aunque las ofensivas militares conjuntas con los ataques aéreos israelíes retrasaron el programa iraní para desarrollar una bomba nuclear uno o dos años, según estimaciones de inteligencia, Teherán parece decidido a continuar con su programa de enriquecimiento de uranio.
El ministro de Asuntos Exteriores iraní ha confirmado que su país nunca abandonará dicho programa y lo reanudará tras completar las evaluaciones sobre los daños causados a las tres instalaciones.

Conflictos sin salida

En Gaza y Ucrania, las guerras continúan sin tregua, y Trump parece haberse dado cuenta de que hay promesas difíciles de cumplir.

Las últimas conversaciones para negociar un alto el fuego en Gaza fracasó porque Hamás no estuvo dispuesto a ceder en su principal objetivo, que es la retirada de las tropas israelíes del territorio.

Tanto los negociadores israelíes como los estadounidenses abandonaron las conversaciones en Catar la semana pasada.

Esto supuso un revés para Trump y sugiere que Hamás está decidido a mantener una política de no cooperación o, como expresó Steve Witkoff, enviado especial de Trump, “Hamás quiere seguir luchando”.

Mientras tanto, al menos veinticinco países han condenado el sufrimiento de la población civil palestina en Gaza, y Francia lidera la iniciativa para reconocer un Estado palestino.

Los esfuerzos para persuadir al presidente ruso, Vladimir Putin, de que acepte un alto el fuego en Ucrania se han visto frustrados por la aparente falta de interés del líder ruso en detener la guerra.

Ofensiva comercial

Putin está ignorando los llamamientos de la Casa Blanca y parece que Trump poco puede hacer al respecto, salvo amenazar con un aumento significativo de las sanciones contra Moscú, algo que ha dicho estar considerando; en particular, imponer aranceles del 100 % a países como China e India, que siguen comprando petróleo y gas barato de Rusia.

La campaña de aranceles comerciales de Trump ha sido probablemente su declaración de política exterior más drástica y la presión derivada de aranceles más altos ha obligado a muchos países a sellar acuerdos con Estados Unidos, como hizo recientemente la Unión Europea.

Reino Unido fue el primer país en alcanzar un acuerdo comercial, lo que sentó un precedente para otros. Vietnam le siguió, y otros países continúan negociando.

Objetivos ambiciosos

El presidente verá estos acuerdos como prueba de que su guerra arancelaria está funcionando, aunque los conflictos de Gaza y Ucrania siguen sin resolverse.

No cabe duda de que los objetivos de política exterior estadounidenses son ambiciosos y requerirán constancia y trabajo sistemático.

*Por su interés reproducimos este análisis de opinión escrito y publicado por Sonia Schott en Diario Las Américas

https://www.diariolasamericas.com/opinion/roma-no-se-construyo-un-dia-n5379872

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