Para un buen cristiano, sentirse Iglesia es lo mejor que puede sucederle porque, a través de Ella y sus sacramentos, Cristo se hace eternamente visible, constante Padre y Maestro. Al final de su vida, tras los avatares de la Inquisición, pretendiendo considerarla hereje, Santa Teresa de Jesús exclamó: “Por fin muero hija de la Iglesia”.
Nunca la Iglesia estará de “capa caída” como pretenden algunos, porque Dios ha sembrado en el corazón de todos la mejor semilla de luminosa abundancia. Luego, depende de la tierra y su cultivo para la cosecha.
Sin embargo, para el florecimiento del Reino de Dios en el mundo, todos tenemos la responsabilidad añadida de los buenos ejemplos… En Vic fue invitado el presidente de la Conferencia Episcopal Española a presidir un acto litúrgico: el alboroto independentista fue de tal magnitud que el obispo del lugar hubo de suspender la celebración… Ningún compañero de sotana roja ha condenado el atropello. Nadie ha puesto remedio ni ofrecido disculpas. No nos extrañe que sus posteriores cartas pastorales sin coherencia queden, como reza el epitafio de Keats, escritas con agua en vez de tinta.