La microbiota intestinal está compuesta por millones de microorganismos que viven en nuestro sistema digestivo, principalmente son los parásitos, bacterias y virus
En una entrevista de Daniela Christoffer (Viví Mejor), del diario El Editorial, a la bioquímica especializada en análisis funcionales, Daría Sanmartino, hizo hincapié en la enorme cantidad y diversidad de pequeños organismos que influyen en nuestra salud. Explicó:
«Son todos estos bichitos que si los pongo en hilera dan dos vueltas al planeta»
Además, la microbiota no solo está en el intestino, también en otras mucosas como la bucal o vaginal. Y hay que mantener el equilibrio de esta comunidad porque es fundamental. Si no se regula puede causar molestias digestivas hasta alteraciones metabólicas y cardiovasculares:
“Si se pierde empieza a haber más cantidad de bacterias que tal vez generan más gases, distensión abdominal y aparece lo que se llama disbiosis intestinal”
La profesional argentina señaló que la distensión abdominal, por ejemplo, no debe ser naturalizada:
“Hay personas que tomando agua se les hincha la panza, no es normal, hay que validar esos síntomas y ver de dónde vienen”
Sin embargo, el excesivo crecimiento de ciertos hongos y bacterias como la ‘cándida‘, pueden aparecer por hábitos que no son saludables. Pueden ser, por ejemplo, alimentos ultra-procesados o estrés constante. Por ello, destacó que una buena práctica es:
“Ayunar ciertas horas, por lo menos un ayuno de 12 horas y dejar pasar 3 o 4 horas entre comidas para no estar todo el tiempo estimulando el sistema digestivo”
Normalmente, la medicina tradicional solicita análisis estandarizados para toda la población. Pero desde un enfoque funcional y ortomolecular, que busca:
“Ir un poquito más en profundidad, individualizar un poco más ese pedido y abarcar análisis que tienen hoy una repercusión súper importante por el estilo de vida moderno”, afirma Sanmartino.
Este enfoque se basa en buscar “valores óptimos”, apuntando a optimizar el bienestar de cada persona. Añade:
“Los valores de vitamina D, para la medicina tradicional es de 30, pero el valor óptimo es por lo menos de 50″
Esta vitamina tiene funciones que van más allá de la salud ósea: repercute en la salud cardiovascular y modula el sistema inmune.
Es más, el análisis de materia fecal permite identificar problemas digestivos profundos, como la mala digestión de fibras musculares o almidones; consecuencia de hábitos alimenticios apresurados, mala masticación o sobrecarga digestiva.
Para mejorar la microbiota intestinal, Sanmartino indicó un enfoque basado en prebióticos y probióticos:
“Los prebióticos son fibras que alimentan a las bacterias buenas; a través de vegetales y frutas. Los probióticos están en alimentos fermentados como el yogur griego o natural, siempre cuidando que sean de calidad y contengan cepas bacterianas específicas”
También aconsejó no centrarse solamente en la pérdida de peso como objetivo inicial, porque puede generar frustración y abandono del cambio de hábitos:
“Enfocarse primero en sentirse con más energía, dormir mejor y tener un mejor estado de ánimo. El descenso de peso viene con el tiempo si mejoramos la microbiota y nos cuidamos integralmente”
Ante cualquier duda de esta tipología, la bioquímica ofrece asesorías personalizadas y análisis específicos para detectar déficits y recomendar suplementación ortomolecular. Esto incluye vitaminas y minerales para lograr una recuperación integral de la salud.
Y solo cuidando el bienestar físico, mental y metabólico se puede mejorar la calidad de vida en uno mismo.