La farmacéutica

8 de julio de 2025
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La farmacéutica
Botica antigua. /FI

Los niños, aprovechando la oscuridad, se llevaron gominolas de la farmacia de doña Concha ante los gritos aflautados de la señora…

Buscaba doña Concha, la farmacéutica, una vela o un candil que le permitieran ver las recetas de los médicos, tan difíciles casi siempre de interpretar, porque en el pueblo se había ido de pronto la luz y temía doña Concha que llegasen a su farmacia los desaprensivos, que no pretenden curarse con remedios, sino robar somníferos o tranquilizantes para revenderlos luego a los ansiosos.

Aunque en apariencias Veraluz pareciese un pueblo sosegado, en muchas casas se agitaban sin freno los corazones descontentos que no podían atajar las injusticias o lo que pasaba en otros momentos, como los de ahora, que casi nadie encontraban luces por ninguna parte para defenderse. Los niños, aprovechando la oscuridad, se llevaron gominolas de la farmacia de doña Concha ante los gritos aflautados de la señora que llamaba ladrones a quienes sólo pretendían endulzar un poco la oscuridad no deseada.

Al día siguiente, el señor alcalde comunicó a sus paisanos que el corte de luz no era culpa del pueblo, sino de los mandamases que viven en la capital. Que, ante cualquier tajada de sombra, siempre se enmascaran los culpables… Y se quedó tan tranquilo.

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