JOSÉ ANTONIO OCAMPO
El 26 de junio se cumplieron 80 años de la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas, que dio origen a la organización multilateral más importante que ha creado la humanidad. La ONU fue adquiriendo una estructura compleja. Incluye, en primer término, los organismos en los que toman decisiones los países miembros: la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social (Ecosoc) y el Consejo de Administración Fiduciaria (ya inactivo, porque cumplió su tarea de impulsar el proceso de descolonización).
La organización cuenta además con un conjunto amplio de organizaciones, que incluyen la Secretaría General y sus departamentos; los fondos y programas, como el Pnud, Unicef, ONU Mujeres y la Unctad; y los organismos especializados como la OIT, que había sido creada en 1919 pero vino a hacer parte de la ONU, así como la Unesco, la OMS, la FAO y, aunque a veces se olvida, el Banco Mundial y el FMI. No incluye a la Organización Mundial del Comercio ni los temas de migración internacional, aunque sí los de refugiados y trata de personas.
Entre sus principales tareas, puede decirse que la paz y la seguridad, a cargo del Consejo de Seguridad, ha sido la más compleja, tanto durante la Guerra Fría como en años recientes por el incumplimiento de compromisos internacionales, incluso por parte de potencias que cuentan con poder de veto. De todas maneras, este Consejo ha frenado procesos complejos y apoyado a diferentes países para superar sus conflictos internos, entre los que se cuenta el acuerdo del Gobierno colombiano con las Farc. Desde 2005 estos procesos cuentan con el apoyo de la Comisión para la Consolidación de la Paz.
Los derechos humanos tuvieron un avance histórico sustancial con la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, que agregó a los derechos civiles y políticos proclamados por la Revolución francesa, los económicos, sociales y culturales. Además, en 1966, estos derechos fueron objeto de un pacto específico. Así mismo, para mejorar la protección y promoción de los derechos a nivel mundial, en 2006 el Consejo de Derechos Humanos de la ONU reemplazó a la antigua Comisión.
«Este Consejo ha frenado procesos complejos y apoyado a diferentes países para superar sus conflictos internos, entre los que se cuenta el acuerdo del Gobierno colombiano con las Farc
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En materia económica y social cabe resaltar la importancia de las cumbres y conferencias de la ONU desde los años 1970, pero especialmente desde 1990, después de la caída del muro de Berlín. En 1972 se agregaron los temas ambientales, cuyo desarrollo hizo un inmenso avance con la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992. Este año se realizarán dos eventos en estos campos: la cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación del Desarrollo y la segunda Cumbre sobre Desarrollo Social. A los acuerdos de estas reuniones se unen las múltiples convenciones o tratados internacionales, que se convierten en normas legales cuando los adoptan los países miembros, y la asesoría y apoyo directo a los países por parte de sus múltiples organizaciones.
A todo ello se agregan los grandes acuerdos mundiales sobre objetivos de desarrollo. Los vigentes son los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados en 2015, que hacen parte de la llamada Agenda 2030. En materia de desarrollo conviene resaltar los múltiples mecanismos de apoyo a los países en desarrollo desde los inicios de la organización y su activa interacción con las asociaciones de la sociedad civil internacional, que han sido esenciales en materia de derechos humanos y de igualdad de la mujer, entre muchos otros campos.
El mundo le debe a la ONU un inmenso reconocimiento y especialmente el compromiso de seguirla apoyando para encarar los grandes desafíos que el mundo enfrenta hoy: serias amenazas a la paz, violaciones significativas de los derechos humanos, considerables desigualdades económicas y sociales, y el fuerte deterioro de los ecosistemas. Lo digo con honor de ser el colombiano que ha ocupado los cargos más altos en la ONU, como secretario ejecutivo de la Cepal y como subsecretario general de Asuntos Económicos y Sociales.
*Por su interés reproducimos este artículo de José Antonio Ocampo publicado en El Tiempo.