Ya sea por sus conocidos papeles como actor o sus influencias políticas, es difícil no hablar de Arnold Schwarzenegger y no visualizar su afable rostro. Recientemente, compartió información de cómo está disfrutando de esta nueva etapa vital, centrada sobre todo en su familia y pasatiempos, según se recoge en el medio El Diario de Chihuahua.
En una entrevista realizada a través de videollamada, habló primero, de sus cincos hijos con gran cariño: «No puedo estar sin ellos… Necesito hablar con ellos todos los días» declaró.
Durante estas afirmaciones, el actor recordaba mucho a su personaje Luke Brunner, su personaje en la serie de Netflix FUBAR, que acaba de estrenar su segunda temporada. En esta, interpreta al mejor espía del mundo y a su vez, la figura de un padre sobreprotector que descubre que, al igual que él, su hija es una agente de la CIA.
Uno de sus hijos, Patrick Schwarzenegger, comparte profesión con su progenitor. El entrevistador le preguntó durante la conversación, si sentía que competía con su hijo, a lo cuál Arnold respondió: «Ojalá logre mucho más de lo que yo he hecho… Es genial cuando los hijos superan a sus padres. Eso es mérito suyo, pero también parte del trabajo de uno como padre. Se trata de cómo los crías”.
Para muchas personas, las mascotas son parte también de la familia, y Schwarzenegger entra dentro de este sector de la población. Habló con mucho cariño de su cerdo Scnelly, quien merodeaba por la casa durante la videollamada: “Me levanto a las 5:30 a.m. y libero al cerdo que duerme en la cocina. Si tardo más de las 6, mi Malamute de Alaska empieza a aullar. Después dejo salir a mi pony y a mi burro miniatura. Los llevo a la cocina y les doy galletas de avena. Cuando me empujan con la cabeza, es su forma de decir: ‘Queremos volver al establo’”.
Las actividades físicas forman parte de su día a día, donde destaca su pasión por la bicicleta y sus entrenamientos: “Entrenar en casa o en gimnasios privados no me funciona. Necesito estar rodeado de energía. Cuando salgo de Gold’s Gym, siento que pasé de una película en blanco y negro a una en color”.
Esta última, lo llevó además a montar su propio club de entrenamiento. “Lo lancé hace dos años para motivar a la gente a entrenar. He pasado toda la vida dando charlas, escribiendo libros, empujando a la gente. Muchos entendieron que el entrenamiento no es solo fuerza, también es confianza”, declaró Schwarzenegger.
Un deporte quizás menos físicos, podría ser considerado el ajedrez, del cuál él es un gran aficionado: «Aprendí a jugarlo con mi padre y lo hacía prácticamente a diario. He coleccionado juegos de ajedrez de todo el mundo, pero ahora el 99 por ciento del tiempo juegas en una app con tus amigos en Austria, Alemania, Hungría o Rusia, dondequiera que estén.»
El actor cuenta que aprendió a pintar en la escuela en Austria, y que, tras el nacimiento de sus hijos, decidió implementar este entretenimiento en algo más que involucrarse a sus pequeños: «»En lugar de comprar una tarjeta de Navidad, ¿por qué no pintar una?». Pintar para cada festividad y evento importante demuestra que te esfuerzas, y te relaja por completo, a la vez que mantienes ágil la mente.»
Entre sus gustos musicales, destaca una predilección por el Rock ‘N’ Roll de los 50: «A los 15 años me compré un radio transistor. Por primera vez pude escuchar los programas que quería. «Hit Parade» se emitía los miércoles a las 7, y ahí escuchaba a Elvis, Chuck Berry, Little Richard, Fats Domino. Cuando llegué a EU siempre sintonizaba emisoras de los 50 y de country. Ahora es lo único que escucho.»
Para sorpresa de muchos, Arnold aprendió a conducir tanques: «Me convertí en conductor de tanque en el ejército a los 18 años y aprendí a conducir el M47, un tanque estadounidense que Austria recibió tras la Segunda Guerra Mundial. Cuando descubrí que en Austria los estaban enterrando porque ya tenían nuevos modelos, con el permiso de los estadounidenses pude traerlo.»
Aún con su madera de persona deportista, no esconde que disfruta de un buen cigarro: «La mayoría de la gente no sabe qué regalar, así que te dan lo obvio. Alguien me regaló 50 Montecristo N° 2 por Navidad.»