Todo está dicho con el extraordinario ser humano que, en su país, aún siendo presidente, cualquier persona se dirigía a él como “el Pepe”. En cada uruguayo, como en los habitantes del mundo que hayan sabido de su obra, queda una enorme gratitud por sus excelsas y, a la vez, humildes enseñanzas y acciones. Una marcada sabiduría, acompañada de una inseparable congruencia con su trayectoria de vida, así como de una mujer igual de sobria e inteligente que él (mutuo complemento).
Va para Pepe Mujica, a manera de tiempo insonoro que se merezca, la dedicatoria de las siguientes líneas, para que sean fragmentos de los que afloren sus propias enseñanzas, su propia poesía, su propia vida.
“Si eres joven tienes que saber esto: la vida se te escapa y se te va minuto a minuto, y no puedes ir al supermercado a comprar vida. Entonces lucha por vivirla, por darle contenido a la vida” (discurso en Cumbre de Unasur, Guayaquil, 5 de diciembre de 2014).
“Prometemos una vida de derroche y despilfarro. En el fondo constituye una cuenta regresiva contra la naturaleza y contra la humanidad como futuro. Civilización contra la sencillez, contra la sobriedad, contra todos los ciclos naturales, pero peor, civilización contra la libertad que supone tiempo para vivir las relaciones humanas, lo único trascendente: amor, amistad, aventura, solidaridad, familia. Civilización contra el tiempo libre que no paga, que no se compra, y que nos permite contemplar y escudriñar el escenario de la naturaleza.
Arrasamos las selvas, las selvas verdaderas, e implantamos selvas anónimas de cemento. Enfrentamos al sedentarismo con caminadores, al insomnio con pastillas, a la soledad con electrónica. Es que somos felices alejados de lo eterno humano… Aturdidos, huimos de nuestra biología que defiende la vida por la vida misma como causa superior, y la suplantamos por el consumismo funcional, funcional a la acumulación. La política, la política, la eterna madre del acontecer humano, quedó engrillada a la economía y al mercado” (Discurso en la ONU, 24 de septiembre de 2013).
“A los colegas, sinceramente me voy porque me está echando la pandemia. Ser senador significa hablar con gente y andar por todos lados. El partido no se juega en los despachos y estoy amenazado por todos lados, por doble circunstancia: por vejez y por padecer una enfermedad inmunológica crónica.
Si mañana aparece una vacuna, yo no me puedo vacunar… y entonces tengo que tomar esta decisión y agradecerles la paciencia que han tenido de soportarme, y han sido muy elogiosos, demasiados elogios. Yo tengo mi buena cantidad de defectos, soy pasional, pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me impuso la vida: que el odio termina estupidizando, porque nos hace perder objetividad frente a las cosas. El odio es ciego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye. Y una cosa es la pasión y otra cosa es el cultivo del odio…
“Mucha gente nos ha dado el apoyo estos años, veinte y pico de años. Tengo que estarle agradecido a ellos, los que deciden anónimos por ahí, en el seno del pueblo. En política no hay sucesión. En política hay causas, y los hombres pasamos y las mujeres también. Todos pasamos. Algunas causas sobreviven y se tienen que transformar, y lo único permanente es el cambio. La biología impone cambio, pero también tiene que haber una actitud de cambio, de dar oportunidad a nuevas generaciones. Construir, ayudar a construir el porvenir, ya que la vida se nos va y es inevitable, pero las causas quedan.
Por eso… he pasado de todo en la vida. Estar seis meses atado con alambre, con las manos en la espalda. Irme del cuerpo por no poder aguantar en un camión, y estar dos días o tres; estar dos años sin que me llevaran a bañarme y tener que bañarme con un frasco, en una taza de agua con un pañuelo. He pasado de todo, pero no le tengo odio a nadie. Y le quiero trasmitir a los jóvenes: hay que darle gracias a la vida, triunfar en la vida no es ganar; triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae…” (discurso de despedida en el senado de Uruguay, 20 de octubre de 2020).
“Entonces, soy un anciano. Soy un anciano que está muy cerca de emprender la retirada de donde no se vuelve. Pero soy feliz, porque están ustedes. Porque cuando mis brazos se vayan, habrá miles de brazos sustituyendo la lucha y toda mi vida dije que los mejores dirigentes son los que dejan una barda que los supera con ventaja…
“He gastado mi juventud, mi vida, junto con mi compañera, que estoy vivo por ella y por esa otra mujer, que es mi doctora. Si no, me hubiera ido, y tengo que venirle a agradecerle de corazón…
“Por eso hay que pelear por el desarrollo, para tener los medios económicos que se puedan meter en la cabeza de los que vengan. ¿Por qué? Si no somos capaces como país de educar y de formar a las generaciones que vienen, van a pertenecer al mundo de los irrelevantes, de los que no sirven ni para que los exploten. Este es el desafío más grande que tiene el país” (discurso en el acto de cierre de campaña del candidato presidencial uruguayo Yamandú Orsi, infobae, 20 de octubre de 2024).
¡Perenne será tu legado, José Alberto Mujica Cordano, “el Pepe”!
*Por su interés reproducimos este artículo de Benito Abraham Orozco Andrade, publicado en El Diario de Chihuahua.