Hoy el Gobierno celebra Consejo de Ministros y después del cónclave, o incluso a la par, habría hipotecado mi casa por ver la cara de los ministros después de saber cómo se las gasta a sus espaldas el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los cruces de miradas entre víctimas y verdugo.
Ya saben que se han filtrado mensajes de whatsapp entre el entonces ministro José Luis Ábalos y el presidente Sánchez en los que el líder socialista descalifica, insulta o ningunea a algunos de sus ministros, a la mayoría de los barones socialistas que como Felipe González, Susana Sánchez, Pages o Lombán se han atrevido a criticar la gestión y los pactos del Ejecutivo con los independentistas o los herederos de ETA, y a los dirigentes de sus socios en el Gobierno, como Pablo Iglesias. En realidad lo hace de todo el mundo porque en los próximos días se conocerá también su opinión de periodistas, empresarios o jueces
Muy interesante lo que se dice ahí para descubrir en algunos casos y confirmar en otros el perfil y el verdadero rostro del presidente que gobierna este país. Agradezco al diario El Mundo que los haya conseguido y que los haya hecho públicos porque sí que son relevantes y, aunque sean en conversaciones privadas, revelan muchos datos de interés general.
Pedro Sánchez califica de “pájara” a la ministra de Defensa, Margarita Robles, de quien dice que duerme con el uniforme puesto, consideró que su oponente a dirigir el PSOE, Susana Díaz “sí que esta jodida”, y en general habla de “impresentables”, “petardos” o hipócritas al referirse a los barones socialistas, que además “le tocan los cojones”.
¿Cómo se puede trabajar o militar en el mismo partido si sabes que tu jefe te apuñala o desprecia a tus espaldas? No es fácil. La confianza ha quedado hecha añicos entre los vapuleados que se han sabido hasta ahora y los que no aparecen en las conversaciones siempre tendrán la duda de si de ellos ha dicho o no lindezas parecidas o peores.
No es una broma lo que ha ocurrido y es normal que entre los dirigentes del PSOE las informaciones de El Mundo hayan levantado ampollas, aunque traten de mantener la sonrisa en público, y han emprendido la caza del autor de filtrar esos contenidos. Más allá de si es legal o no, que yo pienso que prevalece el derecho a la información, en la dirección del PSOE buscan al autor, sea Ábalos o incluso apuntan a la UCO de la Guardia Civil y así de camino descalifican a la unidad que ha investigado y lo hace aún los asuntos de la familia del presidente o del leal fiscal general, pero la cuestión no es esa.
El problema de fondo, presidente, es lo que usted dice y piensa de sus colaboradores, y de los rasgos que esconde tras esa buena parcha de trajes caros y sonrisa de conquistador. Siendo así de sus estrechos compañeros, no me extraña nada que esté convencido de que los españoles a los que no conoce somos gilipollas aborregados a los que engañar una y otra vez para cumplir mis expectativas personales, que pasan por controlar y mantener el poder.
Eso me preocupa más que quien lo haya filtrado, porque además se trasluce en esos mensajes la enorme confianza y proximidad que tenía el presidente con su exministro antes de caer en desgracia, y es inevitable pensar que el jefe del Gobierno sabía más de los chanchullos y corruptelas de Ábalos y su entorno, de lo que ha reconocido. Y si sabe más de todo ese mamoneo tiene que dar muchas explicaciones de por qué no lo denunció y lo mantiene en el Congreso aforado.
Hay una serie en las plataformas que me he gustado mucho: ‘Cuando nadie nos ve’, en la que Maribel Verdú hace un excelente trabajo, que entre otras cosas viene a mostrar de lo que somos capaces de hacer cuando parece que estamos solos y actuamos en la intimidad. Habría sido reveladora para el presidente del Gobierno porque habría aprendido que el riesgo de ser descubierto es mucho y que antes o después las cosas se saben y, con frecuencia, hay que pagar por los actos. Y por las palabras, que son pensamientos, y las carga el diablo para herir o matar, según los casos.
En el Partido Popular aseguran que «los ‘impresentables’ y las ‘pájaras’ eran figurantes para engañar a los españoles”. El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, sostiene que Pedro Sánchez “termina de enseñar su verdadero rostro”. ¿Me pregunto si los ministros, barones y otros líderes políticos que colaboran y tratan, o lo han hecho, con el presidente conocían realmente ese rostro? Es perturbador y hablando de cine me viene a la cabeza la película ‘La mano que mece la cuna’ y pienso en… la mano que que mece a España.
Magnífica crónica resumen de los chats de Pedro Sánchez con el inextricable Abalos. Coincido con el autor: lo importante no es la filtración. Lo relevante es que la opinión pública conozca la cara oculta de este personaje de aparente buenos modos. No solo es un embustero manipulador, también es un prepotente descarnado.