Hoy: 25 de febrero de 2025
Antonio Gala, que favoreció como pocos el amor a Córdoba, sus poetas y sus caminos, su inmensa cultura de perfumes y libros, nos dejó escrito lo soñado por Abderramán III y hecho verdad visible: además de la Mezquita, el palacio de Medina Azahara, que diseñó con lo mejor para su favorita.
Al parecer, de las lámparas colgaban perlas. Por canalillos secretos corría el agua saltarina a diferentes alturas para que hubiese distintos sonidos que más deleitaran la soledad de la princesa. El Monte de la Amada lo sembró Abderramán enteramente de almendros para que simularan la nieve cuando florecían…
En mi última visita al palacio, pregunté al guía si había quedado algo de todo aquello. Con escasa profesionalidad, me respondió que, después de pasar por Andalucía los socialistas, no quedó de aquello ni una piedra preciosa de recuerdo.
Hoy me quedo más tranquilo al saber que la señora vicepresidenta primera regresa aquí con la intención de devolvernos “lo distraído”. No me refiero a lo del califato, sino a lo que se perdió ayer mismo y el Guadalquivir se llevó a la mar, sólo Dios sabe dónde.