Hoy: 24 de noviembre de 2024
Pedro es un artista y nadie a estas alturas en su sano juicio lo puede negar. Yo lejos de quitarle ningún mérito a sus muchas habilidades, soy de los que pienso que como tal debería estar en un circo donde desarrollar sus grandes cualidades para la magia, que no es otra cosa que el engaño de la mente, y para el equilibrio, que es la manera de mantenerse sin caer al vacío.
Cómo si no es con la magia o hipnotismo como puede mantener esa legión de fieles que Tezanos le guarda en los sondeos del CIS y que, por muchos desastres y tormentas a las que se enfrenta, salga a flote y quieran seguir votándolo sin reproches ni preguntas. Y cómo si no fuese un equilibrista de los buenos, podría mantenerse en el alambre, siempre al filo pero siempre firme, a salvo sin caer en la red, en la lona.
Con su magia y sus malabarismos, Pedro Sánchez ha pactado hasta la dignidad con socios indeseables que piden, quieren y luchan justo por lo contrario de los principios y promesas con los que él llegó al Gobierno. Los llaman los ‘enemigos del Estado’ y de la Constitución, los ‘herederos del terrorismo etarra’ que todavía no han pedido perdón. Tampoco importó dejar al país a los pies de los caballos y humillarlo con las burdas maniobras de escapismo del prófugo Puigdemont, imposible de detener por miles de policías apostados y lo fácil que fue trincar a los que, de manera injustificable, golpearon los coches oficiales y lo amenazaron durante su visita al barro de Paiporta. En dos días estaban con la foto policial hecha y Puigdemont sigue con carajillos, o lo que sea que beba ese delincuente independentista en su chalé europeo. Varas de medir. Cuestión de intereses. Ya se sabe.
Después llegan las feas acusaciones de negocios inapropiados de su esposa Begoña Gómez con la tapadera, al parecer de la Moncloa. La cosa está en plena investigación por el juez Peinado, al que han intentado mancillar de todas las maneras posibles en su ejercicio profesional. No lo han conseguido, pero insisten en poner trabas y afear su labor judicial “porque no hay nada detrás de estas sospechas”, afirmación que está en el argumentario socialista de ministros y dirigentes. Los órganos judiciales superiores no lo ven así y por eso han rechazado uno tras otro todos los recursos, incluidos los del fiscal general, señor Ortiz. Otro que baila reguetón.
Y ahora, en medio del escándalo del ‘caso Koldo’ que desvela una trama de corrupción en la que el exministro Ábalos cobró una pasta indecente en comisiones y chanchullos varios, llega un empresario al que llaman ‘el conseguidor’ -como apodo es más que sugerente- y al tirar de la manta destapa las vergüenzas de medio Gobierno y de su propio líder, el ‘N1’, lo llaman, que parece que sabe más de lo que dice y calla más de lo que debería.
Los obuses de Aldama sí que han dado en la línea de flotación y tambalean el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Las denuncias de Aldama colocan la trama corrupta en el corazón del Gobierno socialista y alcanzan a varios ministros entre ellos a José Luis Ábalos, el que fuese la mano derecha de Sánchez, y a varios dirigentes socialistas. La cosa no pinta bien porque estaríamos delante de la misma situación corrupta de la que hizo bandera el PSOE para atacar y derrocar a Mariano Rajoy en 2018.
Si, como ha dicho, el empresario demuestra sus denuncias, el presente y el futuro de Pedro Sánchez y su Gobierno está más que en el aire y su magia y dotes malabares le valdrán de poco para no caer el vacío. Puede que él y sus ministros palmeros estén felices por haber conseguido su reforma fiscal con apoyo de sus aliados por la izquierda y la derecha, muy cómodos con el entreguismo de los socialistas a todas sus causas, pero hay voces que hablan del nerviosismo del presidente y del PSOE por si las pruebas de Aldama ven la luz. Temen, incluso, que las pruebas ya están en manos de la justicia y que haya papeles y grabaciones de cosas que no gustaría que se sepan.
Pedro Sánchez, el equilibrista, se enfrenta al más difícil todavía, y eso en los circos se aprecia mucho. Quizás sea el sitio al que algunos deban ir a pedir trabajo. Bajo una carpa, al menos nos podremos divertir y no como ahora, que no dejamos de pasar malos ratos.
Un resumen perfecto de lo que viene padeciendo este País, sin merecerlo, desde hace tiempo. Una derecha que no tiene nada de diestra y una izquierda que siniestramente todavía no se aclara.