Hoy: 23 de noviembre de 2024
El Medio Oriente es hoy un festín para los profesionales del espionaje de medio mundo. La información político-militar cosechada por los agentes de inteligencia desplegados sobre el terreno, vulgo espías, es el proyectil más contundente que se inserta en la recámara del cañón más destructivo y atronador que imaginar quepa.
Dejemos volar la imaginación: ¿se percatan los lectores sobre cuántos agentes de la policía secreta iraní, Sazeman-e-Ettela’at va Amniyat-e-Keshvar, convenientemente investidos de una apariencia inofensiva e irrelevante, pasean en estos momentos por el Norte de Tel Aviv y las inmediaciones de las bases de Nevatim y Tel Nov, para evaluar los daños reales, víctimas incluidas silenciadas por la censura militar israelí, infligidos por los misiles lanzados desde Irán contra sendas bases y el cuartel general del servicio secreto de Israel para el exterior, Mossad, en esa zona septentrional de la ciudad israelí el pasado martes?
Quienes esto lean, ¿se hacen una idea de lo que puedan estar maquinando, en este preciso momento, los supervisores de los agentes israelíes infiltrados en la cúpula de los Guardianes Islámicos de Irán? ¿O bien entre algunos de los propios guardianes que, tal vez por dinero o por odio a sus jefes, dieron la información sobre dónde se hospedaba el líder de Hamas, Haniyeh, asesinado en una zona VIP de Teherán por un potente explosivo cuando, apenas hace unas semanas, asistía a la toma de posesión del Presidente iraní sucesor del asesinado Presidente de la República Ebrahim Raisi?
¿Fueron, por cierto, agentes del espionaje azerí, de la República de Asarbayán, quienes pasaron a Israel información sobre la ruta del helicóptero presidencial iraní y su dotación de un GPS que le hacía tan vulnerable a un misil tierra-aire, por ejemplo, cuando regresaba de inaugurar una presa irano-azerí junto a su ministro de Exteriores Abdolahian, que acababa de reunirse con Hamás y Hezbollah en Líbano?
¿Alguien es capaz de columbrar cómo se proponen, presumiblemente desde hace meses, espías persas, árabes y de otras nacionalidades perjudicadas por la pulsión aniquilante contra Gaza, Cisjordania y Líbano, atentar contra el Primer Ministro de las grandes orejas y desprovisto de corazón o contra el general -jefe judío con ojos de cadáver viviente?
Los espías de la Mujabarat egipcia que, con diez días de antelación, informaron presumiblemente a Israel que Hamás preparaba para octubre 1 de 2023 un ataque a gran escala, ¿habrán sido relevados de sus puestos, destinados a cargos subalternos o bien fueron ascendidos por su perspicacia? ¿Se sabe, lo sabe alguien, qué tipo de venganza perpetra ahora el Estado Mayor de las fuerzas armadas de Israel, que es quien allí manda, para satisfacer su sed de venganza contra el reciente ataque iraní con misiles sobre el territorio de Israel, incluyendo impactos sobre la ciudad-oasis israelí de Arad?
¿Hay quizá en el entorno áulico de Benjamín Nethayahu y del general Herz Halevi, tal vez un coronel que, por sus reticencias a lo que sus conmilitones estaban haciendo al bombardear con fósforo blanco sobre la población infantil de Gaza, en un efusivo reventón moral, decidió pasar información a Irán sobre los enclaves más vulnerables a la cohetería persa? Un suponer: ¿sigue vivo el alto dignatario de la Inteligencia iraní que, tras la muerte de su hijo en celdas del régimen islámico por su militancia en una organización opositora, filtró a Israel la lista de los agentes secretos iraníes en el Medio Oriente? No digamos nada de los agentes británicos, estadounidenses, rusos, chinos, franceses, paquistaníes o turcos lampando por la zona para obtener informaciones concernientes a sus respectivos intereses estatales….
Como cabe comprobar, las preguntas podrían ampliarse hasta el infinito. Pero lo más relevante es que esa febril actividad del espionaje en sendos países del Medio Oriente, se inserta en una presumible víspera de nuevas pérdidas humanas entre la población civil no combatiente, niños y otras personas inocentes, más nuevas destrucciones, quizás en proporción aún más aterradora que las registradas Gaza, Cisjordanía y Líbano, sino muy probablemente en Irán y, cada vez más posiblemente, también en Israel.
Los misiles de largo alcance Fatah -Irán dice contar con entre 4.000 y 5.000 de los más mortíferos- han puesto de manifiesto que su invulnerabilidad ante los ataques exteriores era un mito más, como el de la excelencia del Servicio de Seguridad israelí, que no supo prever ni desactivar el terrible atentado terrorista de Hamas del 7 de octubre de 2023, que causó 1.200 muertes y más de 270 secuestrados entre colonos judíos.
Lo cierto es que los grandes conflictos armados suelen verse precedidos por atrocidades, reales o supuestas. Permanezcamos atentos a la pantalla para ver si las informaciones cruciales cosechadas por los espías profesionales, o bien informantes y confidentes amateurs o simplemente traidores oficiantes, con altas dosis de adrenalina, en el Medio Oriente, dan lugar a hechos atroces o adquieren el rango de relevantes en forma de 2 acciones bélicas, atentados o crímenes de todo tipo.
Toda esa información, convenientemente cotejada y cruzada con otras informaciones, va a parar a manos de quienes deciden quién debe morir mañana mismo o quién podrá salvarse. Entre tanto, el festín el espionaje continúa, como preludio necesario de nuevos horrores.