Hoy: 23 de noviembre de 2024
Este verano volvieron dos grandes competiciones: la Eurocopa y la Copa América. Terreno de sorpresas y revelaciones, como Suiza, Turquía o Austria en Europa, y Canadá o Colombia en Sudamérica, pero también de decepciones y fracasos inesperados. Y entre estos últimos están las de las siempre candidatas a todo Brasil, Alemania e Italia.
No son tiempos fáciles para estas selecciones, que acumulan varios años sin sentirse campeones, lejos de los elogios y atravesando una eterna transición. En el caso de Brasil, ni la generación de los Vinícius Júnior, Rodrygo Goes, Raphinha, Militao o el joven talento Endrick ha podido volver a hacer campeona a una Canarinha que no celebra un título desde la Copa América 2019.
La selección brasileña, con dudas sobre un Dorival Júnior que queda muy tocado al caer en cuartos de final ante Uruguay con una versión muy justa, llegó a Estados Unidos con el objetivo de vengarse tras la última final hace tres años, cuando Argentina les venció en la final del torneo continental, mandado al limbo una nueva oportunidad de ampliar su legado, escaso de alegrías en los últimos años.
Ese trofeo continental de 2019 fue la única luz en más de una década sin grandes alegrías. Los brasileños, con cinco Mundiales en su palmarés -la selección que más ostenta- no son dueños del mundo desde 2002. Des de entonces, cinco participaciones y en cuatro de ellas no pasó de cuartos de final. La única que sí lo hizo fue en 2014, en su Copa del Mundo, para caer estrepitosamente por 1-7 ante la campeona Alemania en otro maracanazo.
Precisamente, los alemanes son otro ejemplo de que es muy complicado mantener un estatus de poder a nivel de selecciones. Los germanos poseen cuatro Mundiales, el último en 2014, con un fútbol atractivo y directo, y una generación de futbolistas de mucho nivel internacional, como Miroslav Klose, Bastian Schweinsteiger, Mesut Özil, Thomas Muller, Mario Gotze o Toni Kroos.
Alemania deslumbró en ese torneo hace diez años por su modelo de juego, cogiendo el relevo de la España que levantó dos Eurocopas y un Mundial, dispuesta a ser la próxima gran dominadora. Pero no fue así, ya que en las dos siguientes Copa del Mundo, en Rusia 2018 y Qatar 2022, no fue capaz de avanzar de la fase de grupos, solo ganando un partido en cada torneo, sumando dos dolorosos fracasos, mientras la selección buscaba su identidad y sufría una crisis de estrellas.
En Eurocopas les ha ido algo mejor, aunque no levantan el trofeo desde 1996, con el agrio recuerdo de 2008 y la última final continental que alcanzaron, cayendo ante España con gol de Fernando Torres. En las dos siguientes, Italia, en 2012, y Francia, en 2016, fueron sus verdugos en semifinales. Y en la de 2024, en la que eran anfitrionas, tenían la oportunidad de resarcirse tras su mal torneo en 2021, eliminados en octavos de final.
Pero como en 2008, España se cruzó en su camino para cortar su sueño en cuartos de final y acabar con la ambición de una buena generación, guiada por el regreso de Toni Kroos en el último servicio de su carrera. Un último baile que acabó antes de lo deseado, y que deja, como en ocasiones anteriores, el proyecto alemán con dudas, mientras la explosión de jugadores como Jamal Musiala o Florian Wirtz son las grandes esperanzas para volver a lo más alto en el futuro a corto plazo.
Aunque más preocupante es el caso de Italia, que hace tres años logró imponerse a Inglaterra en la final de la Eurocopa y proclamarse campeona, aunque está inmersa en proceso de mutación, al que no está ayudando la falta de grandes estrellas, perdiendo además la solidez defensiva, un aspecto innegociable históricamente para el combinado transalpino.
En los últimos 30 años, la azzurra ha disputado dos finales, la que perdió ante Brasil en penaltis en 1994 y la que ganó en 2006 contra Francia, en su último gran éxito Mundial. Y es que el idilio con el deseado trofeo dorado no duró mucho más, cayendo eliminada en la fase de grupos en 2010 y 2014 –con solo un triunfo en seis partidos–, aunque lo peor estaba por llegar.
Y es que en las dos últimas ediciones del Mundial ni siquiera logró clasificarse a la fase final del torneo, en un fracaso absoluto de una selección que solo dado bandazos en los últimos años. Los italianos perdieron en la repesca para el 2018 ante Suecia, en la primera ausencia transalpina desde 1958, y repitió fiasco cuatro años después frente a la modesta Macedonia del Norte.
La Eurocopa conquistada en la EURO 2020 (celebrada en 2021 por la pandemia del coronavirus) fue un oasis en un torneo que no ganaban desde 1968, y en el que ya vivieron las derrotas en las finales del 2000 y el 2012 –esta última ante España con un doloroso 4-0–. Hace tres años, entrenado por Roberto Mancini, el triunfo del equipo italiano lo sostuvo la veteranía de los últimos coletazos de una de sus mejores generaciones.
Italia celebró su último gran título con Giorgio Chiellini, Leonardo Bonucci, Marco Verratti, Lorenzo Insigne o Federico Bernardeschi, fijos en ese equipo campeón y que ya no tuvieron sitio en una lista de Luciano Spalleti sin figuras.