Hoy: 23 de noviembre de 2024
La evolución de la desertificación en España se ha caracterizado por una bipolaridad, según el Mapa de Condición de la Tierra en España para el periodo 2011-2019. Las tierras en peores condiciones continúan degradándose activamente, mientras que las tierras en mejores condiciones tienden a acumular biomasa.
En un comunicado, la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC) ha informado que este estudio, que se deriva de un informe para el período 2000-2010, forma parte del Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación, el cual ya ha detectado una degradación del 20% en todo el territorio.
Ademas de la degradación derivada de una creciente presión sobre el territorio, que responde a motivaciones económicas “cortoplacistas y se olvida de los indicadores socioambientales”, España “exporta degradación al producir buena parte de sus materias primas en otros continentes”; una cuestión que se extrapola también a la Unión Europea.
La degradación de tierras es el proceso por el cual el territorio pierde productividad, biomasa y complejidad ecológica, como consecuencia de la sobreexplotación asociada con usos del suelo.
En España peninsular, para el último decenio, el 24,6% del territorio se encuentra en estados degradados o muy degradados, y en gran parte de ellos se detecta que los procesos que causaron su degradación se mantienen activos. Los usos del suelo más significativos con estos estados son las tierras de labor en secano, los viñedos y los olivares.
El 22% de los terrenos en regadío aparecen como degradados o muy degradados, y que el 8,4% de estos terrenos se está degradando activamente en el curso del tiempo. En el extremo opuesto, el 32% del territorio en España peninsular se encuentra en los estados más favorables de condición, que incluyen submaduro, maduro y vegetación de referencia.
Esos estados se encuentran frecuentemente en sistemas agroforestales, bosques de frondosas, coníferas o mixtos, y otros tipos de vegetación natural y seminatural.
La mayoría de las tierras en estos estados se observa mejorando en el curso del tiempo por acumulación de biomasa. Este crecimiento corresponde, en principio, a una sucesión ecológica secundaria; sin embargo, es frecuente que se quede en una simple acumulación de biomasa sin un progreso perceptible hacia ecosistemas de mayor madurez. Incidentalmente, cuando esto sucede, la biomasa muerta que queda en pie aumenta dramáticamente el riesgo de incendios forestales.
“INTENSIFICACIÓN” DE SISTEMAS AGROPECUARIOS Esta bipolaridad entre malos estados que empeoran, y buenos estados que mejoran, se interpreta como resultado de la intensificación creciente en los sistemas agropecuarios, y el abandono y falta de gestión forestal en las tierras marginales.
Por un lado, la intensificación de la producción, impulsada por el cambio climático y una competencia desenfrenada, reduce los precios y conduce a una espiral de degradación social y ambiental.
Por otro lado, el reverdecimiento de algunos territorios se debe al abandono rural, lo cual tiene su contraparte en regiones distantes donde se producen gran parte de las materias primas que consumimos.
Un ejemplo de esto es la ganadería industrial, concentrada en macrogranjas que se alimentan en gran medida de cultivos asociados a la desaparición de masas forestales en Sudamérica, como el Chaco o la Amazonia. “Producimos más proteína animal que nunca, pero de manera ineficiente, sin aprovechar residuos vegetales que, al quedar en el campo, contribuyen a generar paisajes más inflamables”, determinan.
Estos resultados son un avance del tercer estudio sobre condición de la tierra en España, realizado por científicos de la Estación Experimental de Zonas Áridas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Estos estudios abarcan períodos relativamente largos, en este caso 2011-2019, para los cuales se utilizan series temporales de imágenes de satélite del programa europeo Copernicus Global Land Service, y archivos meteorológicos en rejilla proporcionados por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
El método desarrollado por este grupo de investigación evalúa la producción primaria neta de la vegetación en relación con la precipitación que recibe, para las variaciones graduales de aridez encontradas en la Península Ibérica.
El estudio ha sido realizado en el marco del Plan Complementario de Biodiversidad, a través del programa Exploración, análisis y prospectiva de la Biodiversidad: posibles respuestas a la Estrategia 2030 de Desarrollo Sostenible en un escenario de Cambio Global, financiado por fondos NextGeneration de la Unión Europea mediante el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Se trata de un ambicioso proyecto en el que participan entidades e instituciones de investigación y desarrollo de seite comunidades autónomas españolas (Islas Canarias, Andalucía, Islas Baleares, Extremadura, País Vasco, Asturias y Galicia).
El subproyecto que ha dado lugar al estudio sobre condición de la tierra en España se denomina Control proactivo de la degradación de tierras maximizando las opciones de uso del suelo y tiene como objetivo reducir la degradación de tierras mediante una gestión agropecuaria que maximice las posibilidades de uso del territorio.