Hoy: 23 de noviembre de 2024
Un reciente estudio publicado en la revista Thorax revela que el consumo de alcohol en vuelos a gran altitud puede poner en riesgo la salud cardiovascular de los pasajeros. La investigación, liderada por Eva-Maria Elmenhorst del Instituto de Medicina Aeroespacial en el Centro Aeroespacial Alemán, es el primero en su tipo en analizar esta problemática.
El estudio señala que la combinación de alcohol y la baja presión en cabina puede reducir los niveles de oxígeno en la sangre (SpO2) y aumentar la frecuencia cardíaca durante periodos prolongados, incluso en personas jóvenes y saludables. Los investigadores advierten que estos efectos pueden ser más pronunciados en pasajeros mayores o con condiciones médicas preexistentes, y sugieren que podría ser necesario reconsiderar el acceso al alcohol en vuelos de larga distancia.
Para llevar a cabo el estudio, 48 personas entre 18 y 40 años fueron divididas en dos grupos. La mitad de ellos durmieron en un laboratorio con condiciones normales de presión del aire, mientras que la otra mitad lo hizo en una cámara de altitud que simulaba la presión de la cabina a una altitud de crucero. Los resultados mostraron que la combinación de alcohol y presión reducida en la cabina resultó en una caída del SpO2 a un promedio de poco más del 85% y un aumento de la frecuencia cardíaca a casi 88 latidos por minuto durante el sueño.
En comparación, aquellos que no consumieron alcohol y durmieron en la cámara de altitud mantuvieron un SpO2 de poco más del 88% y una frecuencia cardíaca de 73 latidos por minuto. Los participantes en el laboratorio del sueño que consumieron alcohol mostraron un SpO2 de casi el 95% y una frecuencia cardíaca de 77 latidos por minuto, mientras que aquellos que no bebieron mantuvieron un SpO2 de casi el 96% y una frecuencia cardíaca de 64 latidos por minuto.
Los investigadores también encontraron que la combinación de alcohol y presión en cabina afectó negativamente las etapas de recuperación del sueño, reduciendo tanto el sueño profundo (etapa N3) como el sueño REM, ambos cruciales para la recuperación física y mental.
Aunque el estudio reconoce limitaciones, como el pequeño tamaño de la muestra y el hecho de que los participantes eran jóvenes y saludables, los resultados subrayan los riesgos potenciales del consumo de alcohol durante vuelos a gran altitud. Los autores concluyen que “la combinación de ingesta de alcohol y sueño en condiciones hipobáricas representa una tensión considerable para el sistema cardiovascular” y sugieren que podría ser beneficioso reconsiderar las regulaciones sobre el consumo de alcohol en vuelos.
El estudio destaca la necesidad de informar a los profesionales, pasajeros y tripulación sobre los riesgos potenciales asociados al consumo de alcohol en vuelos, especialmente en viajes de larga duración.