Cinco preguntas

28 de abril de 2024
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Presidente de Gobierno Pedro Sánchez

Los españoles tenemos la costumbre, a veces manía, de interpretar los hechos políticos en clave local, pocas veces con miras más amplias La sorprendente decisión del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de abandonar la escena por unos días, a falta de información, se interpreta en una clave meramente personal, subjetiva que, sin duda, adquiere un peso específico consistente: él, como toda persona, es un ser de carne y hueso; es de suponer que, pese a su elevado grado de resiliencia, su probada capacidad de afrontar retos y salir indemne de ellos, acusa ahora la erosión derivada del linchamiento al que ha estado sometido en los últimos seis años por una derecha extrema que no sabe o, desde luego, no tiene otra cosa que hacer que tratar de impedirle gobernar.

Para ello, esa derecha extrema política, judicial y mediática, no se propone hacer oposición de manera democrática, ni legislar, enjuiciar e informar mejor; tampoco se plantea idea alternativa alguna, hacer política, impartir justicia o decir la verdad; no. Tan solo, acecha, acosa, insulta, miente, embarra y despliega toda una recua de verbos tóxicos que superan el marco del linchamiento personal contra Pedro Sánchez para escalar y envenenar la democracia española todo cuanto puedan conseguir.

Ese esfuerzo coordinado y persistente de tres segmentos de poder, los tres probadamente corruptos, prevaricadores y falsarios, cuando se focaliza en forma de linchamiento sobre un ser humano, en este caso Pedro Sánchez, ha de proyectar su abyecta secreción sobre el ánimo de toda persona de carne y sangre, máxime si está sometida a la alta responsabilidad política de gobernar un Estado complejo como lo es España, sobre todo en las actuales condiciones.

No es nueva la histórica táctica de la derecha extrema, siempre que pierde el poder en las urnas o tras revoluciones sociales, de intentar someter a la izquierda triunfante a un permanente estado de excepción, que le impida la gobernación del país concernido de una forma natural y le permita armonizar tantos intereses en juego como los que arrostra la acción política racional, democrática, conforme a leyes.

Por consiguiente, sí y desde luego: tras la misiva enviada a la ciudadanía por el presidente del Gobierno, hay una dimensión personal de lo que afronta, señaladamente porque incluye el vector más doloroso que cabe concebir, el que concierne a los seres que un ser humano más quiere y ama, como es el caso, según afirma en su texto.

No obstante, los periodistas, a los que la sociedad nos encomienda la tarea de despejar la incertidumbre sobre asuntos de interés público, estamos obligados a formular preguntas al poder cuyas respuestas disipe la bruma tras responder a cuestiones pertinentes y honestamente planteadas. En la estela de tal convicción profesional cabe hoy tener en cuenta otra perspectiva complementaria de interpretación de la actitud anunciada por el Presidente Pedro Sánchez, no únicamente en clave personal, subjetiva, sino en posibles claves objetivas.

Veamos.

Primera cuestión: la carta presidencial a la ciudadanía fue emitida tan solo horas después de los resultados de las elecciones en el País Vasco, cuyo desenlace ha sido el empate técnico entre el Partido Nacionalista Vasco y EH Bildu. La pregunta pertinente es como sigue: ¿ha podido recibir el Presidente del Gobierno presiones –antidemocráticas en todo caso– de algún poder fáctico interior enojado por la voz de las urnas, por mor de tal resultado electoral?

Segunda cuestión: lo apuntado por la carta de Pedro Sánchez, ¿tiene o no relación, en forma de presiones internacionales, con la valiente demanda formulada por él, en su viaja a Israel, al Primer Ministro Benjamín Nethanyahu, para que detuviera la matanza indiscriminada de palestinos en Gaza?

Tercera pregunta: días antes de la carta a la ciudadanía enviada por el líder gubernamental socialista, llegaba de Francia nueva información sobre el espionaje contra el Presidente del Gobierno, la Ministra de Defensa, el titular de Interior y el Ministro de Agricultura, así como contra dirigentes nacionalistas e independentistas catalanes, espionaje realizado por medio del dispositivo Pegassus. Es preciso explicar que esta tecnología, ilegal, la facilita una empresa privada israelí, controlada por el Estado de Israel y, en teoría, solo se facilita a otros Estados. La pregunta pertinente es como sigue: la información allegada de Francia, ¿puede – o no– incluir factores con impacto, interés o repercusiones graves que contribuyan a explicar el contenido y el desánimo de la misiva del jefe del Ejecutivo?

Cuarta cuestión: ¿hay – o no– indicios de que algunos de los grupos mediáticos que han participado en el linchamiento ad hominem y en la creación de bulos y falsas noticias contra la familia y la persona de Pedro Sánchez, reciban fondos financieros de origen dudoso procedentes de grupos de milmillonarios extranjeros afincados en Madrid o que operan en España, concretamente desde Galicia, donde encontraban todo tipo de facilidades de inversión y de movimientos hasta que se anunció el reciente propósito gubernamental de terminar con esos privilegios fiscales y de otro tipo?

Quinta pregunta: ¿qué papel ha jugado – o no– el Partido Socialista, sus líderes actuales y pretéritos, en la voluntaria reclusión del jefe del Gobierno, horas antes del arranque de la campaña electoral en Cataluña?

La complejidad de la vida política en general, particularmente la española y, más aún, la que implica la geopolítica euromediterránea y atlántica, impide obtener respuestas sencillas a cuestiones complicadas. Mas las autoridades policiales y judiciales – sí, también las judiciales–, tienen en una democracia la obligación de indagar sobre la existencia de indicios de conductas criminales y antidemocráticas, sobre todo si pueden desencadenar crisis sociopolíticas como las que reiteradamente vive nuestro país. Por nuestra parte, el Periodismo ha de seguir formulando preguntas pertinentes y hallando respuestas veraces a las demandas sociales mediante la información objetiva y la opinión informada y sensata.

Con todo, será preciso, justo y necesario respetar la decisión que el Presidente del Gobierno adopte tras el compás de espera que ha propuesto a la ciudadanía. Necesitamos gentes en la gobernación del país con dosis de temple, audacia, resiliencia y compromiso social, propio y sobrevenido, semejantes a los que él ha demostrado durante su atribulado mandato, características que, desafortunadamente, no vemos en las filas de quienes con más artera inquina le atacan, eludiendo la necesaria crítica, en términos cívicos y democráticos, que toda democracia exige y admite.

RAFAEL FRAGUAS

Rafael Fraguas (1949) es madrileño. Dirigente estudiantil antifranquista, estudió Ciencias Políticas en la UCM; es sociólogo y Doctor en Sociología con una tesis sobre el Secreto de Estado. Periodista desde 1974 y miembro de la Redacción fundacional del diario El País, fue enviado especial al África Negra y Oriente Medio. Analista internacional del diario El Espectador de Bogotá, dirigió la Revista Diálogo Iberoamericano. Vicepresidente Internacional de Reporters sans Frontières y Secretario General de PSF, ha dado conferencias en América Central, Suramérica y Europa. Es docente y analista geopolítico, experto en organizaciones de Inteligencia, armas nucleares e Islam chií. Vive en Madrid.

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