En las últimas ocho décadas, la expectativa de vida global aumentó más de 20 años gracias a tres pilares fundamentales: el desarrollo de nuevas tecnologías y fármacos, campañas de prevención y vacunación, y mejoras en los sistemas de salud. Argentina acompañó este proceso con políticas públicas clave, ampliación del acceso a la salud y logros en prevención y tratamiento.
El punto de partida de esta transformación fue la década de 1940-1950, marcada por la producción masiva de penicilina y la creación de la Organización Mundial de la Salud. En Argentina, la fundación del Ministerio de Salud Pública y las políticas sanitarias impulsadas por Ramón Carrillo marcaron un antes y un después en la cobertura médica nacional.
En los años siguientes, la vacunación fue protagonista con el control de enfermedades como la poliomielitis, y la medicina avanzó hacia técnicas complejas como los trasplantes de órganos. René Favaloro revolucionó la cardiología mundial con el bypass coronario, mientras que Argentina comenzaba a consolidar su sistema de donación y trasplante de órganos.
La lucha contra el VIH/Sida fue otro hito, con el desarrollo de antirretrovirales y la creación del Programa Nacional de Sida en Argentina. En paralelo, la genética y la biotecnología comenzaron a transformar la medicina con el Proyecto Genoma Humano, culminado en 2003, que abrió el camino a la medicina personalizada y tratamientos dirigidos.
En el siglo XXI, la respuesta a pandemias como la gripe A y la covid-19 demostró la capacidad global de desarrollar vacunas en tiempo récord. Argentina tuvo un rol activo, no solo en la producción durante la emergencia sanitaria, sino también al desarrollar en 2023 su primera vacuna nacional, la Arvac.
Hoy, la inteligencia artificial y la edición genética abren un nuevo capítulo en la historia de la medicina, con aplicaciones en diagnóstico, tratamiento y desarrollo de fármacos. La telemedicina y la digitalización, aceleradas por la pandemia, amplían el acceso a la salud y delinean los desafíos del futuro, junto a un necesario debate ético sobre los límites del progreso científico.
*Información de Clarín.