Es una expresión que en Sevilla es casi como un mantra. Cuando no estás familiarizado con ciertos términos, te llama la atención esa forma de ser de los andaluces, sevillanos en concreto.
Casi no están apagadas las velas de las procesiones, y los zapatos se resbalan por la cantidad de la cera desprendida, y ya, piensan en el albero que pisarán durante una interminable semana de “Su Feria” como suelen nombrarla.
Verdaderamente es una tierra de contrastes, cuando llevas años viviendo en ella y poco a poco vas conociendo a sus habitantes, te das cuenta de que, “o te montas en el caballo” o no recibirás el olor del azahar de los naranjos que consiguen embriagarte con su especial aroma.
Sevilla en primavera, te hará vivir la fantasía, sacará tu parte poética, recibirás, de nuevo, las sensaciones de tu juventud. Es una ciudad que te transporta al lugar más feliz de tu mente.
Ni siendo poeta serás capaz de plasmar todo lo que te puede hacer sentir esta tierra, sencillamente porque serán nuevas para ti, vivirás ese calor sofocante que solo lo refrescan, con unas buenas y bien “tiradas” cervezas, al caer la noche, y también al mediodía, cuando terminan el horario laboral.
Desde que empieza la primavera, las noches se prolongan, aunque tengan que levantarte temprano para trabajar al día siguiente.
Existe un mito, muy mal intencionado sobre el andaluz, que dice que son vagos, para poder hablar sobre ello tendrían que vivir un tiempo en esta tierra, y se darían cuenta de semejante falsedad.
Lo cierto es que celebran todas sus fiestas, a pleno rendimiento físico, y mental, son bullangueros, sociables, les encanta recibir a gente de otras comunidades, están muy acostumbrados a tener visitantes de otros países, sin fechas determinadas y cuando te das un paseo por el centro histórico de Sevilla es cuando te das cuenta de que es una ciudad abierta a todos.
Es muy curioso cómo se han ido formando las diferentes comunidades en nuestro país. Simplemente paseas por Madrid y escuchas la cantidad de acentos que suenan a tu alrededor y te das cuenta inmediatamente que la mayoría son de otras provincias, los camiones de reparto con nombres típicos de zonas desde el Norte al Sur y claro que tienen turismo y muy abundante, pero se siente toda la esencia de nuestra Península en el punto central de España.
Cataluña fue así, pero perdió mucho en estos años, si vas como vistante y observas la maravilla de la ciudad, es como si la esencia de esos extremeños andaluces, manchegos, vascos etc, esa infinidad de familias que ayudaron a crecer esa Barcelona que fue, se hubiera diluido en el tiempo.
Ya esos apellidos que aparecían con su procedencia en transportes y vehículos de reparto, es mas difícil encontrarlos.
Para muchos ya nada es igual, algunos se sienten como aquellos españoles que se fueron a trabajar a otros países, sin conocer ni el idioma, ni sus costumbres, y recordaban su tierra con tanta añoranza que incluso enfermaban.
Solo expreso aquí la opinión de algunos que regresaron a Cataluña donde crearon sus familias, para visitar a sus descendientes, nacidos allí y que ellos regresaron a su lugar de origen al jubilarse y no han olvidado la Cataluña que les acogió entonces.
En Andalucía, muchos trabajaron allí, pero esta tierra crea raíces firmes y fuertes y muchos ganando más allí, regresan a su hogar familiar, sabiendo que pierden en muchos casos… pero es solo dinero…
Ahora en la Feria de Sevilla vendrán muchos a visitarla, y disfrutarán del talante de los andaluces, también notarán las diferencias con otros años, pero descubrirán una ciudad acogedora y que presume con razón, de esos rincones con acento, y ese tapeo fantástico que solo aquí degustarán y que se les quedará grabado en sus paladares y recuerdos.
Siempre recibimos gente de muchos lugares, aquí tienen mucha historia que ver y que aprender y que respetamos y conocemos por ser la seña de identidad de estas tierras andaluzas, y esas playas infinitas y esos colores en la piel que dan vida, seas de donde seas.
Es muy difícil no enamorarse de Andalucía, su gente se encarga de mostrarte lo que tienen, con orgullo y con esa forma de ser tan especial del andaluz de verdad.
Por mucho tiempo que vivas en Andalucía, nunca te sientes forastero, serás uno más, solo te diferencia tu acento, pero, un consejo, no intentes imitar el suyo, siempre lo harás mal, y te lo harán ver “con buen rollo”.
Los contrastes son los que nos hacen diferentes, lo mejor es saber adaptarse y enriquecerte con lo que descubres. El respeto a las tradiciones y costumbres son lo que nos hace grande a los ojos de otras culturas, a quienes las comparten con educación y orgullo. La incultura se demuestra con esa falta de tacto, típica en algunos descerabrados.
Les invitamos a venir a Andalucía para darles opción y así aprender, lo que nunca les enseñaron y se den cuenta de lo que vulgarmente se llama.
Hacer el ridículo más absoluto, esto va, para algún detractor de estas tierras, pretendiendo hacer una mal llamada gracia y solo enseñaron, su propia basura mental, hace unos días en la TV.
Y como en el ajedrez.
POR NO VER, POR NO SABER, Y POR EQUIVOCARSE (PERDER).
JAQUE MATE. Se terminó la mala jugada.