Por primera vez, los niños con obesidad superan en número a los que tienen bajo peso en todo el mundo. Así lo indica un nuevo informe sobre nutrición infantil de UNICEF.
«Es un hito drástico, pero no sorprendente», afirmó Johanna Ralston, directora ejecutiva de la Federación Mundial de la Obesidad. Desde el año 2000, la proporción de niños con bajo peso ha disminuido del 13% al 9,2%. En ese mismo periodo, la obesidad infantil ha aumentado. Hoy, uno de cada diez niños padece obesidad y uno de cada cinco tiene sobrepeso.
Ralston espera que el informe impulse medidas en la próxima Asamblea General de la ONU. Sin embargo, advirtió que los gobiernos y las organizaciones internacionales están «extraordinariamente mal preparados» para enfrentar esta crisis, según recoge El Diario de Chihuahua.
Una de las causas de la falta de acción es la idea errónea de que los países pobres solo luchan contra el hambre y los ricos solo contra la obesidad. Los datos muestran lo contrario. Desde 2000, el número de niños con sobrepeso se ha duplicado en países de ingresos bajos y medios. En los países ricos, el aumento fue del 20% y en 2022, los países de ingresos bajos-medios concentraban el 81% de los niños con sobrepeso.
Asimismo, en los países desarrollados, los menores de hogares más pobres tienen más riesgo de crecer en desiertos alimentarios (zonas sin acceso a comida saludable) o en pantanos alimentarios (zonas saturadas de comida ultraprocesada). Y en los pobres ocurre al revés, la obesidad se concentra en los hogares más ricos.
Los niños pueden tener acceso a calorías baratas, pero no a alimentos nutritivos, explicó Ralston:
«Si bien la hambruna sigue siendo un problema en todo el mundo, muchas comunidades luchan contra el hambre y la obesidad, lo que a veces se denomina la doble carga de la desnutrición»
Los riesgos de la obesidad aumentan con el tiempo. Está vinculada a más de 200 afecciones, como la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y varios tipos de cáncer. «La obesidad infantil puede ser la puerta de entrada a décadas de mala salud e incluso a una muerte prematura», afirmó el Dr. Sriram Machineni, especialista en medicina de la obesidad del Centro Médico Montefiore Einstein de Nueva York (EE.UU.).
El informe apunta a estilos de vida sedentarios, estrés crónico y factores genéticos. Pero destaca, sobre todo, el impacto de los alimentos ultraprocesados. Estos productos, baratos y con publicidad constante, según señaló el Dr. Machineni:
«Tienden a ser hipercalóricos, con combinaciones de azúcar, sal y grasas que rara vez se encuentran en la naturaleza, lo que los hace casi adictivos y fáciles de consumir en exceso»
Una encuesta de 2024 en 171 países reveló que tres de cada cuatro adolescentes y jóvenes habían visto anuncios de refrescos, comida rápida o aperitivos la semana anterior. El 65% de los encuestados en países de bajos ingresos y el 68% en países en conflicto se expusieron a esa publicidad incluso en escuelas, eventos deportivos, redes sociales o dibujos animados.
El informe de UNICEF denuncia que la industria alimentaria ha utilizado su poder para frenar regulaciones. Ha demorado políticas con tácticas dilatorias, ha desviado la culpa hacia los propios niños y ha intentado silenciar a críticos con intimidación e investigaciones sesgadas.
En Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud, publicó un informe que también alertó sobre la obesidad infantil. El documento indicó que la administración «exploraría el desarrollo de posibles directrices para la industria». Sin embargo, no mencionó medidas obligatorias para frenar la publicidad de comida rápida dirigida a menores, lo que decepcionó a expertos en políticas alimentarias.
Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF, pidió prohibir estos productos en las escuelas, subsidiar opciones saludables y frenar la influencia de la industria en la formulación de políticas. Advirtió que:
«Ningún país cuenta con un conjunto integral de medidas para proteger a los niños de la comida chatarra»
Ralston coincidió, pero fue más allá, ya que pretende reducir la curva de la obesidad infantil requiere un enfoque integral. Hacen falta más opciones de atención médica, mayor acceso a la actividad física y programas de prevención en la primera infancia.
«La obesidad está en todas partes y en ninguna», afirmó. «Sigue cayendo entre estos espacios». Es una enfermedad muy extendida y devastadora para la salud infantil, pero que sigue siendo ignorada y recibe fondos insuficientes.