La inteligencia artificial sigue avanzando hacia territorios cada vez más complejos, y uno de los grandes retos actuales es entender datos que no solo se mueven en varias dimensiones, sino que además cambian con el paso del tiempo. En ese contexto, un equipo de investigadores ha desarrollado una nueva IA capaz de analizar y generar series temporales tridimensionales, un tipo de información clave en ámbitos como la salud, la actividad física o la investigación científica.
Esta tecnología se basa en los llamados modelos de difusión, una de las herramientas más potentes de la IA generativa actual. Aunque estos modelos se han popularizado por su capacidad para crear imágenes realistas, su aplicación a datos temporales abre una vía completamente nueva. La propuesta consiste en transformar señales complejas, como las que registran acelerómetros o giroscopios, en representaciones visuales que permiten a la inteligencia artificial aprender, reproducir y generar nuevos datos de forma precisa y útil.
Uno de los grandes obstáculos del aprendizaje automático es la falta de datos suficientes y variados. Esto se agrava cuando se trabaja con señales multivariantes, es decir, datos que combinan varias mediciones al mismo tiempo en distintos ejes. Obtener grandes volúmenes de este tipo de información suele ser caro, lento o directamente inviable en muchos contextos reales.
La nueva inteligencia artificial aborda este problema mediante la generación de datos sintéticos. A partir de señales reales captadas en tres ejes, el sistema crea nuevas series temporales que mantienen las mismas propiedades estadísticas y dinámicas que los datos originales. De este modo, los modelos de IA pueden entrenarse con conjuntos de datos más amplios, diversos y equilibrados, lo que mejora su fiabilidad y reduce errores.
Este enfoque resulta especialmente útil en tareas como el reconocimiento y la clasificación de actividades humanas, donde intervienen sensores presentes en móviles, relojes inteligentes o dispositivos médicos. Al disponer de más datos, los sistemas aprenden mejor a distinguir patrones y a generalizar su comportamiento, incluso cuando la información real disponible es limitada.
Los resultados obtenidos demuestran que añadir datos generados por esta IA mejora de forma notable la precisión de los modelos y su capacidad para adaptarse a nuevos escenarios. Además, el estudio analiza cómo escala el sistema, lo compara con otras técnicas existentes y reflexiona sobre cómo evaluar correctamente la calidad de las series temporales creadas artificialmente, un aspecto clave en este tipo de investigaciones.
Más allá de los números, este avance supone un cambio de enfoque. La IA deja de ser solo una herramienta que analiza datos existentes para convertirse también en una aliada que ayuda a crearlos cuando escasean. Esto amplía enormemente las posibilidades en investigación, desarrollo tecnológico y aplicaciones reales.
La colaboración entre distintos grupos de investigación internacionales ha sido fundamental para consolidar este proyecto, que refuerza el papel de la inteligencia artificial como motor de innovación. Con soluciones como esta, el análisis de datos en tres dimensiones y a lo largo del tiempo deja de ser una barrera y se convierte en una oportunidad para entender mejor el mundo que nos rodea.