Icono del sitio FUENTES INFORMADAS

Un estudio filosófico confirma la expresión popular de que ‘culo veo, culo quiero’

Un estudio filosófico sostiene que el 'culo veo, culo quiero', es real

De izquierda a derecha: Edgar Morin, Agustín Moreno Fernández y Jean- Michel Oughourlian, en el debate “Qui sommes-nous?”, en el Colegio de España de la Cité Internationale Universitaire de Paris, marzo de 2017. /FI

Profesores de la Universidad de Granada aseguran que las personas tienden a imitar los deseos ajenos en lugar de tener los suyos propios

Seguro que ha oído repetidas veces la expresión ‘culo veo, culo quiero‘, que el Centro Visual del Instituto Cervantes considera una “censura jocosa de los caprichosos, a quienes se les antoja cuanto ven”.

Es una lectura y una apreciación libre, pero ahora un estudio filosófico de la Universidad de Granada lo da por hecho y señala la tendencia de las personas a imitar los deseos ajenos en lugar de tener los suyos propios.

Estas aportaciones del profesor Agustín Moreno Fernández, perteneciente al Departamento de Filosofía II de la UGR, tienen implicaciones en los ámbitos de la educación y la publicidad, entre otros.

La investigación de la Universidad de Granada aborda la compleja cuestión de “en qué consiste el yo”. Entre las diferentes contribuciones realizadas a este debate, el profesor Moreno Fernández se apoya en las aportaciones principales de la teoría del deseo mimético de René Girard y su psicología interindividual, desarrollada y sistematizada por Jean-Michel Oughourlian.

Concebir al yo no como dueño de sus deseos

Estas aportaciones afirman que “hemos de concebir al yo, no como dueño de sus deseos, sino como resultado continuado de la imitación de los demás como modelos de deseo”.

Para el docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UGR, “el deseo no sería lineal, sino triangular; no seríamos poseedores de deseos originales, sino imitadores de deseos ajenos, de los que nos vamos apropiando a través de otras personas, grupos sociales, contextos culturales o medios de comunicación”.

Detrás de todas estas “mentiras románticas”, según el artículo, estaría la ocultación del ejercicio continuo de la imitación de los demás que, con frecuencia, se convierte en problemático “en una dinámica de mala reciprocidad (celos, envidia, rivalidad, violencia), por los mismos objetos de deseo (cosas, cargos, poder, estatus, personas en triángulos amorosos)”, expone el investigador.

Impacto en la educación, la publicidad…

Estas disertaciones tienen impacto en ámbitos como la educación, la industria de la publicidad y las relaciones sociales y personales en general. “El yo no puede comprenderse en su génesis y desarrollo sino en continua interacción y remodelación en las relaciones con los demás. Y, en este sentido, incluso la intimidad de los deseos estaría atravesada por los deseos de los demás y la influencia social y cultural. Aun así podemos tener margen para una humilde libertad, tomando conciencia de ello y de cuáles son nuestros modelos de deseo”, añade Agustín Moreno.

En este artículo, publicado en la revista Pensamiento, el profesor Moreno Fernández defiende que “sea cual sea la manera de abordar este tipo de problemas, ha de llevarse a cabo evitando reduccionismos disciplinares o dogmáticos de cualquier tipo, reconociendo la dimensión irreductible del misterio de la subjetividad humana, así como de su complejidad. Un misterio unido a otros misterios, como el de la vida y el del cosmos, en los que nos descubrimos como seres autoconscientes y nos seguimos preguntando qué o quiénes somos, dentro de una pregunta filosófica fundamental y universal más amplia: ¿qué es el ser humano?”.

Salir de la versión móvil