Al menos cinco cazas F-35 de la Marina de los Estados Unidos aterrizaron en el aeropuerto regional José Aponte de la Torre, antigua base Roosevelt Roads, en el noreste de Puerto Rico. A ellos se sumó una aeronave Boeing C-5 de las Fuerzas Armadas, según reportes locales. La agencia Reuters difundió fotografías de los aviones en la base militar de Ceiba.
La llegada de estos aparatos intensificó la presencia militar estadounidense en el Caribe, en el marco de un operativo antidrogas. El presidente Donald Trump afirmó que «Venezuela está enviando pandilleros, narcotraficantes y droga», algo que al mandatario «no le gusta para nada».
Además de los cazas, Estados Unidos mantiene en la zona ocho buques militares equipados con misiles y un submarino de propulsión nuclear, desplegados cerca de las costas venezolanas. Washington acusa a Nicolás Maduro de liderar el llamado Cártel de los Soles, integrado por altos mandos militares venezolanos. En línea con esta acusación, el secretario de Estado, Marco Rubio, advirtió que EE.UU. usará todo su poder, incluido el Departamento de Defensa, para enfrentar estas organizaciones, según recoge El Observador.
La gobernadora Jenniffer González apoyó la operación militar y subrayó la importancia estratégica de la isla:
“Estamos orgullosos de apoyar las operaciones antidrogas de nuestra nación en el Caribe. Puerto Rico es la frontera de los Estados Unidos en el Caribe por su cercanía a Venezuela y Colombia”
Añadió que la presencia militar envía “un mensaje directo al líder del cartel en Venezuela, Nicolás Maduro, de que los Estados Unidos no le van a pasar una más”.
Consultada por el despliegue, aseguró que “siguen llegando, no hay un número definido” de tropas o equipos. Celebró además que el gobierno federal haya destinado recursos para combatir el narcotráfico en la región.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, acusó a Estados Unidos de realizar vuelos de “inteligencia” y de justificar un “plan de amenaza militar y de intervención” contra Venezuela. El chavismo denunció que un destructor estadounidense interceptó una embarcación venezolana con nueve pescadores en la Zona Económica Exclusiva. En respuesta, Caracas movilizó buques, milicianos y reforzó su presencia militar en cinco regiones costeras.
Nicolás Maduro desafió a la gobernadora González a encabezar una eventual “invasión”. También rechazó las acusaciones de narcotráfico.
El operativo militar se produce tras un incidente ocurrido el 2 de septiembre. Ese día, un buque vinculado a la banda venezolana Tren de Aragua fue atacado y once personas murieron. Trump atribuyó el hecho al tráfico de drogas procedente de Venezuela.
La semana pasada, el secretario de Defensa Pete Hegseth visitó Puerto Rico y el buque USS Iwo Jima. Allí afirmó ante los marines:
“Este es un ejercicio real en nombre del interés nacional vital de los Estados Unidos de América: acabar con el envenenamiento del pueblo estadounidense”
La presencia militar estadounidense en Puerto Rico tiene antecedentes de larga data. La isla llegó a albergar once bases militares. Hoy la Guardia Nacional emplea instalaciones como Buchanan, Fuerte Allen, la Base Aérea Muñiz y el Campamento Santiago, además de partes de Ramey y Roosevelt Roads. Vieques y Culebra fueron usadas como campos de tiro. La limpieza de municiones aún no ha concluido.
El estatus de Estado Libre Asociado da cierta autonomía local, pero defensa y relaciones exteriores siguen bajo control federal. Esto genera divisiones. Mientras la gobernadora promueve la isla como centro de operaciones militares en Sudamérica, sectores de la oposición y parte de la ciudadanía protestan contra la militarización.
La visita de altos mandos como Hegseth y el general Dan Caine coincidió con la llegada de cientos de marines y ejercicios de entrenamiento planificados desde hace más de un año. En reuniones en la Base Aérea Muñiz se reforzó la cooperación regional. El Cuerpo de Marines destacó que el terreno y clima tropical de la isla son ideales para el entrenamiento anfibio y táctico.
Tras su visita, Hegseth envió un mensaje a Maduro:
“No quisiera ser Nicolás Maduro en este momento. Maduro tiene muchas decisiones que tomar. Estamos sentados sobre una isla flotante del poder estadounidense y estamos preparados para usar ese poder para interceptar y destruir a los narcoterroristas que están enviando drogas a nuestro país”
Trump ya contempló una intervención en su primer mandato. John Bolton, en The Room Where It Happened, y Mark Esper, en A Sacred Oath, relatan cómo el expresidente insistió en usar la fuerza contra Maduro.
Bolton cuenta que en agosto de 2018:
«Durante una reunión convocada para abordar diversos temas, surgió el asunto de Venezuela y Trump me pidió encarecidamente: ‘Hazlo’. Se refería a derrocar el régimen de Maduro. Y añadió: ‘Es la quinta vez que lo pido’.
Trump insistió en que se inclinaba hacia una intervención militar en Venezuela y después hacerse con el país, porque ‘en realidad, forma parte de Estados Unidos'»
Esper y Bolton coinciden en que el petróleo fue un factor clave en el interés de Trump. También alertaron sobre la influencia de Rusia, China e Irán en la región. Ambos, sin embargo, se opusieron a la intervención militar.