Trágico final para Natalia Nagovitsyna, la alpinista rusa perdida en el pico Pobeda

La resolución da por perdida a la escaladora de 47 años

La alpinista rusa Natalia Nagovitsyna, desaparecida durante su descenso en el Pico Pobeda (7.439 metros), ha encontrado el desenlace más trágico. Las autoridades de Kirguistán han confirmado que no habrá más intentos de rescate. Con ello, se pone fin oficialmente a cualquier esperanza de salvarla, a pesar de que su hijo, de 27 años, insiste en redes sociales en que la escaladora sigue con vida.

El caso, ya conocido a nivel mundial, comenzó el 12 de agosto, cuando Nagovitsyna alcanzó la cima del Pico Pobeda y emprendió el descenso. Durante la bajada sufrió una fractura en la pierna. Su compañero Roman le montó una tienda de campaña, le dejó provisiones y partió hacia el campamento base en busca de ayuda. Nunca volvió a verla.

Al día siguiente, dos alpinistas lograron llegar hasta ella. Le proporcionaron más material de supervivencia, pero no consiguieron evacuarla. En el segundo intento de rescate, ambos quedaron atrapados en la montaña. Uno de ellos falleció a 6.900 metros. Ese fue el último contacto humano con Nagovitsyna, según recoge 20minutos.

El 16 de agosto, un helicóptero de rescate se estrelló antes de alcanzar la zona, aunque sin víctimas mortales. Tres días después, el 19 de agosto, un dron confirmó que la montañera seguía con vida. Diez días de operaciones y esfuerzos no bastaron para sacarla de allí. Finalmente, el 25 de agosto, el gobierno de Kirguistán anunció la suspensión definitiva de las operaciones de rescate. La resolución da por perdida a la alpinista de 47 años.

El drama tiene un eco familiar aún mayor. Su marido, Sergey, ya había perdido la vida en la montaña vecina, el Khan Tengri, tras sufrir un infarto cerebral. Ahora, Nagovitsyna queda para siempre en el Pobeda, atrapada en su intento de conseguir el título de Leopardo de las Nieves, distinción reservada a quienes coronan las cinco cimas más altas de la antigua Unión Soviética. Un reto que se ha cobrado otra vida, esta vez de la forma más dolorosa posible.