Las promesas electorales suelen ser monedas que se echan al suelo de los pobres y que, a la hora de comprar con ellas, sólo nos dan cintas de colores que ponemos en las muñecas para recordar que nos mintieron. Nadie puede regalar…
Pedro Sánchez justifica su derrota por una “ola reaccionaria” alentada por los poderes económicos y mediáticos y agita el miedo a la extrema derecha sin explicar si él repetirá las alianzas con la extrema izquierda y los separatistas…
Con elecciones, todos los meses los políticos se dejarían ver en la calle fuera de sus coches oficiales, abrazarían y besarían niños mocosos sin cara de interés…
Las bonitas promesas de nuestros políticos no se cumplirá casi ninguna, y seguiremos pensando que para las siguientes elecciones, las que sean, volverán a mentirnos. Y la vida sigue…