MANUEL CASTILLO
Jesús en la cruz dijo “tengo sed”, antes en el encuentro con la samaritana le dijo “dame de beber”. La sed de Jesús se ha interpretado como el deseo de unirse al Padre.
La referencia a la sed corporal se ve cuando le pide agua a la samaritana, estaba cansado, debía tener sed física. Tiene con ella un diálogo en el cual el sentido cambia por el de agua viva, lo que se ha interpretado con referencia al Espíritu Santo. Entiende que le daría un agua que calmara la sed de una vez, pero el significado de sed corporal cambia por el de sed espiritual, le dijo cosas del pasado.
Hay signos externos, la mujer creyó que era un profeta, el agua viva aunque creyera que era agua prodigiosa, puede verse como un signo, aunque la mujer no conociera eso; el signo tiene significado, puede hacer pensar, aumentar la sed; podemos esperar que la gracia de Dios nos de la fe.
El diálogo con Jesús la llevó a la fe, Jesús la escuchó, la entendió como era, se reveló como Mesías. En ella se ve predisposición, menciona la espera del Mesías; ésta unida a la sed que puede acompañar esa espera, esos signos pueden iniciar un camino a la fe, a recibir la gracia de Dios; se convierte un grupo de samaritanos.
“La fe se construye en un diálogo”. Lo que tenemos que decir a Dios es muy importante, y Dios emplea tiempo con nosotros”. José Tolentino Mendoca arzobispo, Elogio de la Sed. Bs As, Sal Terrae, 2024, p. 154.
En el tiempo de cuaresma y semana santa podemos pensar qué le vamos a decir a Dios, además de pedir, agradecer, de expresar nuestra sed.
Eso no significa olvidar los fundamentos teológicos de la fe mesiánica, al contrario.
El evangelio de Juan, cuando se encuentra la tumba vacía, dice que Juan vió y creyó. Se ha investigado qué vio. Teniendo en cuenta que la fe tiene fundamentos más sólidos que hechos externos, que tiene que ver con la gracia de Dios; el signo hace pensar y Dios tiene caminos para trasmitir la fe. Juan vio el sudario envuelto, tenía la forma que tuvo en la cabeza de Jesús, eso como la sábana que envolvió el cuerpo de Jesús estaba envuelta y aplastada, no eltos, y el cuerpo salió. Aparece una pregunta, eso puede provocar la fe ?, pensamos que la fe tiene fundamentos en la evidencia, y en la gracia de Dios; pero Dios tiene caminos para despertar la fe. Ese puede ser uno. Hemos visto el diálogo con la samaritana, una pregunta para semana santa: tenemos oportunidad para hacer diálogos como ese en nuestra cotidianidad.
El tema de la sed ayuda a despertar la búsqueda de la fe. La sed espiritual no termina nunca, es sed de infinito y el hombre es finito. Nunca encuentra satisfacción plena en sí mismo. Hay tiempo perdido en dispersiones, pero el infinito está más allá.
En Semana Santa podemos tener un encuentro profundo con Jesús, conocerlo mejor; eso nos ayuda a conocernos mejor a nosotros mismos.
Además podemos en los diálogos que tengamos a propósito de Semana Santa, vernos a nosotros mismos, en la mirada del otro; también el otro puede encontrase en nuestra mirada, que Dios nos ayude a mostrar su imagen.
Por Manuel Castillo. Doctor en Filosofía
*Por su interés, reproducimos este articulo escrito por Manuel Castillo, publicado en Diario de Cuyo.