La joven Sandra Palo fue secuestrada, violada, atropellada y quemada viva. Un asesinato con ensañamiento que forma parte de la historia más negra de España
El brutal asesinato de Sandra Palo conmocionó a Madrid y a España entera durante meses y años; los mismos que su madre, María del Mar Bermúdez, lleva luchando públicamente para conseguir que se endurezca la ley del menor y que los menores de 14 años puedan ser imputados y juzgados por asesinato.
Los hechos tuvieron lugar en la madrugada del 17 de mayo de 2003. La víctima era Sandra Palo, una joven de 22 años con una discapacidad intelectual leve a consecuencia de un accidente de tráfico, que se encontraba en una parada de autobús junto a un amigo para regresar a su casa en Getafe tras disfrutar de las fiestas de San Isidro.
De repente, un vehículo marca Citroën ZX verde oscuro ocupado por cuatro chicos de entre 14 y 18 años, se detuvo frente a ellos. Tres jóvenes se bajaron del coche, amenazaron a Sandra y a su amigo Juan Alberto y los secuestraron a punta de navaja.
A escasos metros de emprender la marcha, el amigo de Sandra fue obligado a abandonar el vehículo; mientras que los cuatro chicos decidieron llevarse a la joven a un descampado en Leganés donde tres de ellos la violaron sistemáticamente por turnos. Después, cuando Sandra a duras penas se encontraba vistiéndose, sus secuestradores decidieron darle muerte estampando primero a la chica contra la pared de una empresa de rótulos para seguidamente atropellarla con el coche y reiteradamente un total de 15 veces marcha adelante y marcha atrás.
Aún con vida y en estado semi-inconsciente, Sandra fue rociada con gasolina y quemada viva tras regresar sus asesinos de comprar en una gasolinera un euro de combustible que rellenaron en una botella de plástico. Al día siguiente, el 17 de mayo de 2003 sobre las 07:40 de la mañana, un camionero encontró el cadáver de la joven calcinado en una cuneta.
Fue un mes después, en junio de 2003, cuando la policía detuvo a los cuatro asesinos, quienes por aquel entonces ya acumulaban 700 delitos por robo y actos vandálicos. Sin embargo, el vehículo robado en Alcorcón y utilizado aquella noche nunca apareció.
Los cuatro acusados
El juicio por el crimen de Sandra Palo dio comienzo en octubre de 2003 y los menores ‘Ramoncín’ (17 años, de Alcorcón), Ramón (17 años, de la Cañada Real y perteneciente a la banda del ‘Chupete’) y ‘Rafita’ (14 años, del poblado chabolista ‘Las Mimbreras’) fueron condenados por el Juzgado de Menores número 5 de Madrid a ocho años de internamiento y cinco de libertad vigilada a los dos primeros, y cuatro años de internamiento y tres de libertad vigilada para ‘Rafita’.
Por su parte, la Audiencia Provincial de Madrid condenó en 2005 a Francisco Javier Astorga Luque (18 años), alias ‘El Malaguita’ y único procesado mayor de edad, a 64 años de cárcel por “detención ilegal, tres delitos de violación y un delito de asesinato”.
La sentencia de 15 folios recoge algunos datos de la autopsia de la joven que presentaba múltiples y lesiones de gravedad, hemotórax bilateral, fractura de columna vertebral, marcas de rodaduras neumáticas en los muslos, una bolsa grapada al cuello y carbonización de casi todo su cuerpo. Además, durante el juicio el ministerio Fiscal aseguró que ‘El Malaguita’ y sus cómplices mataron a Sandra “de forma atroz para ocultar que la habían violado”, siendo “su muerte agónica” y para la cual “usaron los medios y las formas más atroces para acabar con su vida” porque “todos querían que desapareciera”.
Asesinos en libertad
Ramón y ‘Ramoncín’ cumplieron condena desde 2003 hasta 2012, mientras que ‘Rafita’ saldó sus cuentas con la justicia en 2010. Actualmente los tres se encuentran en libertad y continúan delinquiendo.
Por su parte, ‘El Malaguita’ continúa cumpliendo su condena en la cárcel de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), aunque se espera que salga de prisión dentro de cinco años.
Hay crimenes que por la dureza y maldad extrema marcan de por vida y no se olvidan con el paso del tiempo y este es uno de ellos. Han pasado 20 años de uno de los crímenes más despiadados de la historia negra de España y, aún hoy, el nombre de Sandra Palo sigue resonando con fuerza en la memoria de muchos españoles.