Los planes de la FIFA para el Mundial 2026 han generado creciente preocupación entre las selecciones nacionales y las ligas europeas. Así lo informan The New York Times y la BBC en una información recogida por El Excelsior. El principal punto de conflicto son los horarios de los partidos, que, según las críticas, priorizan los intereses comerciales y las audiencias televisivas de Norteamérica y Asia por encima del bienestar de los jugadores.
Ha presentado el sindicato internacional de futbolistas (FIFPRO) una queja formal. Señala que los partidos programados al mediodía en ciudades calurosas y húmedas, como las de Florida o Texas, pueden poner en riesgo la salud y el rendimiento de los atletas. Las pruebas realizadas durante el Mundial de Clubes en Estados Unidos, con temperaturas que superaron los 30 grados centígrados; fueron, según el sindicato, una llamada de atención.
De acuerdo con The New York Times, la FIFA ha establecido cuatro franjas horarias posibles: las 10:00 a.m., 1:00 p.m., 4:00 p.m. y 7:00 p.m. (hora local). Los encuentros matutinos y de primera hora de la tarde buscan asegurar la máxima audiencia en otros continentes, pero obligarían a los jugadores europeos, acostumbrados a competir por la tarde-noche; a hacerlo en los momentos más calurosos del día.
Asimismo, la BBC apunta que la disyuntiva de la FIFA es clara, que es la de proteger la integridad física de los futbolistas o favorecer los enormes intereses económicos ligados a los derechos de transmisión. Sin embargo, hay escepticismo.
Analistas y comentaristas deportivos dudan de que la FIFA esté dispuesta a modificar los horarios para favorecer a la audiencia europea. Recuerdan que el calendario del Mundial de Qatar se adaptó por completo a razones comerciales, priorizando el horario prime time en mercados clave fuera de Europa.
Sin embargo, la FIFPRO ha pedido medidas concretas para mitigar los riesgos con más pausas obligatorias para la hidratación, ampliación del descanso del medio tiempo de 15 a 20 minutos y retraso de los horarios en las ciudades con mayor riesgo climático. Su principal exigencia es evitar los partidos al mediodía.
A medida que se acerca el torneo, crece la presión sobre la FIFA. Directivos y jugadores europeos temen que el clima, combinado con la programación televisiva, incline la balanza competitiva en su contra. Y también ha insistido en que «la salud y la seguridad de los atletas deben prevalecer sobre los intereses comerciales». No obstante, muchos anticipan que, llegado el momento, serán precisamente esos intereses los que definan las decisiones finales.