La pilla su novio con los calzoncillos del amante y se lía parda

El juzgado de guardia de Madrid ha rechazado otorgar una medida de protección a un madrileño de 38 años que se presentó hace varios días ante el juez pidiéndole ayuda frente al novio de su esporádica amante. El hombre, cuyas iniciales se omiten, se presentó ante el juez con una denuncia cuyo contenido desató las risas de todos.

Contó que hace unos días quedó con una excompañera de trabajo, cenaron y después acercó a la chica a su casa en su coche. Narró que detuvo el coche cerca de la casa, en un lugar oscuro, tras entrarle a ambos un calentón, que se desnudaron y se pusieron a hacer el amor en la parte trasera del vehículo, según la denuncia.

Pero resultó que en plena efervescencia amorosa, sonó el móvil de ella. Era su novio, un hombre muy corpulento, según lo describe el amante en la denuncia en la que pedía al juez su protección al entender que peligraba su integridad física.

Ella le pidió silencio total y descolgó el teléfono. Su novio le preguntó dónde estaba y le dijo que se dirigía en coche a su casa para verla, que tardaría diez minutos. Ella le mintió y le dijo que estaba en casa. No le había comunicado que esa noche había salido.

Los dos amantes se vistieron corriendo dentro del coche y ella se encaminó deprisa hacia su vivienda, que quedaba muy cerca, con la intención de estar en casa antes de que llegase el novio. Y, efectivamente, llegó antes.

Cuando él arribó al piso, la besó y empezó con juegos amorosos. Ambos fueron al dormitorio y empezaron a desnudarse. Y ahí estalló la sorpresa. “¿Pero qué es eso?”, le preguntó descompuesto el novio. Resulta que ella, en la bulla para vestirse rápido dentro del coche, no se dio cuenta y se puso los calzoncillos del amante en lugar de sus bragas.

¿Pero qué es eso, qué haces con esos calzoncillos puestos?”, le gritó el novio. La mujer no sabía qué decir. Y se inventó, para salir del apuro, que había estado con un compañero de trabajo cenando y que este la había desnudado por la fuerza cuando la traía a casa.

El novio se puso furioso y exigió que le dijera quién había sido esa persona. La chica sabía que al día siguiente su amante tenía una comida de trabajo con sus compañeros, y el lugar donde esta iba a celebrarse. Y para que su novio viera que ella decía la verdad y estaba dispuesta a colaborar, accedió a llevar al novio a las inmediaciones del restaurante en el que su esporádico amante tenía la comida con sus colegas de trabajo.

Cuenta el amante en la denuncia que, nada más salir del restaurante, cuando echaba un cigarrillo con sus colegas, de pronto, por detrás, recibió un enorme puñetazo en la cabeza que le dejó casi mareado. No obstante, pudo girarse y vio a su agresor y, un poco más alejada del grupo, a la chica. Sus colegas intervinieron para que el novio no siguiera pegándole.

Eso sí, tras la agresión acudió al juzgado de guardia de plaza de Castilla, donde describió lo sucedido y pidió una orden de protección. En su denuncia señala que, dado el desarrollo de los acontecimientos, teme que la chica, coaccionada por el novio y para que este se crea su versión sobre cómo llegaron los calzoncillos a su cuerpo, pueda inventarse que la ha agredido sexualmente, lo cual sería, dice, totalmente falso.

Es más, concluye en la denuncia: “Estuvimos desnudos en la parte posterior del coche, pero no sucedió nada. Sufrí un gatillazo y ni siquiera se me levantó…”, aseguró al juez. En la denuncia no explica qué sucedió con las bragas de ella.

El juzgado rechazó otorgarle la medida de protección.