Hoy: 10 de noviembre de 2024
Un grupo de investigadores de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas John A. Paulson (SEAS) ha utilizado un robot blando que se puede llevar puesto para ayudar a una persona con Parkinson a caminar sin quedarse congelada, es decir, perder repentinamente la capacidad de mover los pies.
La prenda robótica, que se lleva alrededor de las caderas y los muslos, da un suave empujón cuando la pierna se balancea, ayudando al paciente a lograr una zancada más larga.
La congelación es uno de los síntomas más comunes y debilitantes de la enfermedad de Parkinson. Consiste en perder repentinamente la capacidad de mover los pies, lo que da lugar a una serie de pasos entrecortados que se van acortando hasta que la persona se detiene por completo.
Estos episodios son uno de los factores que más contribuyen a las caídas entre los que padecen la enfermedad.
Hoy en día, el congelamiento se trata con una serie de terapias farmacológicas, quirúrgicas o conductuales. Pero ninguna es especialmente eficaz.
Los investigadores han logrado un dispositivo que elimina por completo la congelación de los participantes al caminar en interiores, permitiéndoles caminar más rápido y más lejos de lo que podrían hacerlo sin la ayuda de la prenda.
“Descubrimos que solo una pequeña cantidad de asistencia mecánica de nuestra prenda robótica blanda producía efectos instantáneos y mejoraba consistentemente el caminar a través de una gama de condiciones para el individuo en nuestro estudio”, señala el Catedrático Paul A. Maeder de Ingeniería y Ciencias Aplicadas en SEAS y coautor del estudio, Conor Walsh.
La investigación, publicada en Nature Medicine, demuestra el potencial de la robótica blanda para “tratar este frustrante y potencialmente peligroso síntoma de la enfermedad de Parkinson y podría permitir a las personas que viven con la enfermedad recuperar su independencia“.
Durante más de una década, el Laboratorio de Biodiseño de Walsh en SEAS ha estado desarrollando tecnologías robóticas de asistencia y rehabilitación para mejorar la movilidad de las personas que han sufrido un ictus y las que viven con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) u otras enfermedades que afectan a la movilidad.
El equipo pasó seis meses trabajando con un hombre de 73 años con enfermedad de Parkinson, que, a pesar de utilizar tratamientos quirúrgicos y farmacológicos, soportaba episodios de congelación considerables e incapacitantes más de 10 veces al día, lo que le provocaba caídas frecuentes.
Estos episodios impedían al paciente caminar por su comunidad y le obligaban a depender de un scooter para desplazarse al aire libre.
En este caso, el dispositivo portátil utiliza actuadores accionados por cable y sensores que se llevan alrededor de la cintura y los muslos.
A partir de los datos de movimiento recogidos por los sensores, los algoritmos estiman la fase de la marcha y generan fuerzas de asistencia junto con el movimiento muscular.
El efecto fue instantáneo. Sin ningún entrenamiento especial, el paciente pudo caminar sin congelarse en interiores y sólo con episodios ocasionales al aire libre. También pudo andar y hablar sin congelarse, algo poco frecuente sin el dispositivo.
El dispositivo también podría usarse para comprender mejor los mecanismos de congelación de la marcha, que aún no se conocen bien.