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Peligro en las redes

Archivo - Movil con aplicaciones de RRSS. / Fuente: EP

Lamentablemente, el abuso del móvil ha resquebrajado la relación familiar en muchos hogares

Antes era muy común observar en los parques, en el camión o en lugares de espera a personas leyendo un libro, una revista o el periódico. Esto fue cambiando poco a poco y ahora el celular, como objeto inseparable, está en manos de niños, adolescentes, jóvenes y adultos.

El teléfono móvil ha tenido diversas metamorfosis, desde los grandes llamados “ladrillos” hasta llegar a los pequeños y sofisticados. Si al principio eran costosos luego se fueron haciendo accesibles a los bolsillos y, en los últimos años, con el surgimiento y auge del Internet los teléfonos son ya más atractivos e indispensables para el trabajo y la comunicación en general.

Sin embargo, a pesar de que el internet es un gran avance para la humanidad, por las ventajas de obtener información general y abundante, tener las noticias en tiempo real, comunicarnos con las personas que deseamos de lugares distantes en forma inmediata y demás, el mal uso es causa de problemas diversos, como el acoso, chantajes, extorsión, y el abuso provoca adicción y diversas enfermedades, como el estrés, insomnio, ansiedad, accidentes y nomofobia.

En la actualidad podemos ver a muchos niños y adolescentes con celulares, computadoras o tabletas con internet. Es cierto que son un apoyo para las tareas escolares y aprendizajes diversos, pero mal usados son peligrosas compuertas en donde los menores y otras personas pueden caer en informaciones malsanas o engaños.

El abuso del internet nos lleva a la adicción por las muchas horas invertidas en juegos y redes sociales. Ya no hay tanto el interés por la información o para actividades escolares, sino la búsqueda de páginas para interrelacionarse con otras personas, “mensajearse” o “textear”, incluso sin conocerlas.

Lamentablemente, el abuso del celular ha resquebrajado la relación familiar en muchos hogares. Los menores y adolescentes pasan horas en el teléfono y se olvidan incluso de alimentarse, convivir con los integrantes de la familia, de leer o pensar.

Esta adicción lleva a diversos problemas porque durante horas los menores y jóvenes invierten tiempo “chateando” o intercambiando gustos, inquietudes, fotografías y sus propios problemas con desconocidos, incluso con gente de perfiles falsos y malévolas intenciones.

Hay muchos casos de chantajes, acosos y extorsión en internet, el llamado “catfishing”, es decir, nombres e identidades falsas para la estafa. Uno muy sonado a nivel mundial fue el del adulto que se hacía pasar por adolescente, originario de Newry, Irlanda del Norte, y contactaba con niñas, ganaba la confianza de ellas y luego de convencerlas les pedía fotografías intimas que utilizaba después para el chantaje.

Miles de menores de edad de 30 países, entre los que destacan Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos, cayeron en su red de engaños y extorsión. Lo doloroso fue una pequeña de 12 años de West Virginia, en EU, quien, ante las presiones y chantajes, se suicidó.

Un suicidio que conmocionó al mundo y sacó a relucir, una vez más, los peligros a los que se enfrentan los menores y cualquier persona ante estos engaños en las diversas plataformas de las redes sociales.

Pionero

Ante este impactante suceso y otros que han vivido menores de edad en Australia, este país será el primero en prohibir a los menores de 16 años el uso de las redes sociales, una ley de internet aprobada por el Parlamento que entrará en vigor el año próximo. Se puede cuestionar la dureza de esta ley, pero, ante los peligros que acechan y que pueden llevar a los menores a desenlaces fatales, hay que reconocer que es necesaria.

La adicción al celular es un problema palpable en muchas personas, desde niños hasta adultos. Este objeto se utiliza al caminar, al manejar, en el trabajo, a la hora de comer, en el cuarto, en la espera del camión y en su interior, en los parques, mientras se cocina, incluso en el baño. Es una dependencia tal que quedarse sin celular unas horas es agobiante, desesperante.

Los amigos, los novios, las parejas, la familia casi no hablan ya cara a cara cuando están juntos. Es muy común verlos escribiendo en el celular, viendo imágenes, jugando, pero no dialogando, ni intercambiando ideas o manifestando las inquietudes, los gustos o algún problema.

Las emociones y los sentimientos tampoco se manifiestan tanto cara a cara. Los textos por WhatsApp y los emojis reducen en mucho la expresión oral para decir un “te quiero”, “te amo”, “te extraño”, “tengo dolor” y explicar a partir de esas expresiones más de nuestras emociones. Es más, muchos ya no escriben textos o saludos, se envían imágenes ya hechas.

Las redes sociales y el uso desmedido del celular y el internet son un peligro por las repercusiones físicas y emocionales al estar tanto tiempo frente a esas pantallas y por los perfiles falsos que pueden llevar a los menores a senderos lóbregos, riesgosos y amenazantes.

Es importante en los hogares limitar el uso del celular a los niños y adolescentes y estar pendientes del uso que le den. Así como ofrecerles actividades recreativas y de convivencia familiar. Dejarlos solos durante horas frente a una pantalla con internet es un riesgo que podría acarrear graves consecuencias.

Se requiere educar en el buen uso del internet y los celulares. Tanto los padres como los maestros requieren hablar de los daños y riesgos que conllevan el abusar de estos instrumentos. La tecnología es necesaria, su mal uso y abuso nos lleva a graves problemas. Hay que estar muy atentos con los niños y adolescentes, principalmente, cuando estén frente a las pantallas, pues hay mucho peligro en las redes sociales.— Mérida, Yucatán.

Por su interés, reproducimos este artículo del profesor Marcelo Pérez Rodríguez, publicado en Diario de Yucatán.

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