Pastora Soler, entre lágrimas, dedica su Ondas a su familia: "Me abracé a mi hija llorando"

Ella misma lo admitió: este reconocimiento le llega en uno de los mejores momentos de su vida profesional, tras años de trabajo, sacrificio y reinvención

Pastora Soler vivió una de esas escenas que se quedan grabadas para siempre. No estaba en un escenario, ni rodeada de focos ni de cámaras. Estaba haciendo algo tan cotidiano como recoger a su hija Estrella de sus actividades extraescolares cuando alguien le pidió que encendiera la radio. En ese instante, la voz que escuchó le cambió el día —y probablemente, el año—: acababa de ganar un Premio Ondas. La artista sevillana recordó este momento durante su emotivo discurso en la 72ª edición de los Premios Ondas, una gala celebrada en el majestuoso Teatre Liceu de Barcelona, que este miércoles reunió a grandes voces, trayectorias destacadas y formatos innovadores del panorama cultural.

Conducida por la periodista Mara Torres, la ceremonia volvió a demostrar el poder de la cultura y del talento que se renueva sin perder sus raíces. Y entre los nombres premiados, brilló el de Pastora Soler, reconocida por su trayectoria musical de tres décadas. Tomó el escenario consciente de lo que estaba sucediendo: “Ha llegado el momento esperado, en este templo del arte”, expresó con visible emoción. Su agradecimiento tenía un peso especial. Ella misma lo admitió: este reconocimiento le llega en uno de los mejores momentos de su vida profesional, tras años de trabajo, sacrificio y reinvención.

Pastora recordó que ha vivido aciertos y fracasos, pero que todos han construido la artista que es hoy. “Este caballo alado me llega en un momento maravilloso. Me va a dar alas para seguir amando esta profesión”, confesó ante un público que la recibió en pie, según Lecturas.

El abrazo que lo dijo todo

Pero la parte más humana y conmovedora de la noche no estuvo en el escenario, sino en el recuerdo que llevó consigo. Pastora compartió que recibió la noticia del Ondas en el coche, junto a su hija, y que ambas rompieron a llorar. “Viví uno de los momentos más emocionantes de mi vida, me abracé a mi hija llorando”, relató mientras el Liceu la escuchaba en silencio. La pequeña, nacida en 2015, no entendía muy bien qué era un Premio Ondas, pero sí percibió la magnitud de la emoción de su madre.

El jurado destacó de ella no solo su capacidad vocal y su sensibilidad única, sino también su evolución artística, capaz de transitar de la copla al pop sin perder su esencia. Su última gira, 30 Años, con entradas agotadas en los principales teatros, demuestra la vigencia de su arte y el cariño del público.

Pastora cerró su discurso agradeciendo a todas las personas que la han acompañado, especialmente a su familia, su mayor motor. Después, regaló al público un medley íntimo de sus grandes éxitos, recordando por qué su voz sigue siendo una de las más queridas del país. Una noche donde la música, la emoción y la gratitud se abrazaron con fuerza, igual que Pastora y su hija aquel día que nunca olvidarán.