Un trabajo de restauración excelso y el eco de un millar de vetustas generaciones permitían a la escultura de San Cristóbal de Licia batirse en duelo con el paso del tiempo y salir relativamente incólume. Era una estatua de bronce a tamaño
En aquel pueblo apenas soplaba el viento. Las raras ocasiones en las que lo hacía solían funcionar como antesala a una lluvia torrencial que a todas luces desembocaría en un nuevo desbordamiento del río..