EDUARDO FERNÁNDEZ
En ese espíritu hago llegar mis votos a todos mis compatriotas, a los que estamos aquí y a los que están afuera
¿De qué se trata? ¿Qué significa la Navidad?
Para muchos es simplemente una oportunidad para tomarnos unas vacaciones. Para ir a la playa. Para intercambiar regalos. Para colocar unos arbolitos en cada una de nuestras casas. Para rendir culto a un santo pintoresco, llamado San Nicolás.
Muchos han perdido el sentido de la Navidad. Es más, asistimos a una gigantesca campaña para descristianizar al mundo. Campaña que también tiene su expresión en nuestro país. Hay que sacar a Cristo de nuestras escuelas. Sacarlo de nuestras vidas. Sacarlo de nuestra cultura. Es una campaña muy bien financiada y alimentada por la filosofía del materialismo. Del materialismo del dinero y el materialismo de la nueva izquierda y del llamado progresismo.
En estos días he estado leyendo a un teólogo español, llamado José Antonio Pagola. Él nos dice: -Poco a poco lo vamos consiguiendo. Ya hemos logrado celebrar unas fiestas entrañables sin conocer exactamente su razón de ser. Nos felicitamos unos a otros y no sabemos por qué. Se anuncia la Navidad y se oculta su motivo. Muchos no recuerdan ya donde está el corazón de estas fiestas-.
En vísperas de la Navidad es bueno recordar el primer pregón de Navidad. Lo compuso el evangelista Lucas hacia el año 80 d.C.
Según el relato, es noche cerrada. De pronto un resplandor envuelve con su claridad a unos pastores. Es la gloria del Señor. La imagen es grandiosa: -la noche queda iluminada. Sin embargo, los pastores sintieron un gran temor-. No tienen miedo a las tinieblas, sino a la luz, nos dice Pagola. Por eso el anuncio comienza con estas palabras: -No teman-.
El mensajero continúa: -Les doy una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo-.
La alegría de la Navidad no es una, entre otras. No hay que confundirla con cualquier bienestar, satisfacción o disfrute. Es una alegría grande, inconfundible, que viene de la buena noticia de Jesús. Por eso es para todo el pueblo y ha de llegar sobre todo a los que sufren y viven tristes.
La única razón para celebrar la Navidad es esta: -les ha nacido en la ciudad de David el Salvador-.
Si ya Jesús no es una buena noticia, si su evangelio no nos dice nada, si no conocemos la alegría que solo nos puede llegar de Dios, si reducimos estas fiestas a disfrutar cada uno de su bienestar o a alimentar un gozo religioso egoísta, celebraremos cualquier cosa menos la Navidad.
La única razón para celebrar la Navidad es esta: -les ha nacido en la ciudad de David el Salvador-. Es el salvador del mundo. El único en el que podemos poner nuestra última esperanza de que la injusticia que hoy lo envuelve todo, no prevalecerá para siempre.
Sin esta esperanza no hay Navidad. La Navidad así entendida, despierta nuestros mejores sentimientos, nos hace disfrutar del hogar y de la amistad, nos regala momentos de felicidad.
En ese espíritu hago llegar mis votos a todos mis compatriotas, a los que estamos aquí y a los que están afuera: Feliz Navidad. Les doy una buena noticia: nos ha nacido el Salvador. Él nos invita a tener fe. A tener esperanza y a practicar la caridad que es el viejo nombre del Amor.
Feliz Navidad para todos.
Por su interés, reproducimos este artículo de Eduardo Fernández publicado en El Impulso.