Hoy: 13 de febrero de 2025
La noticia del anuncio de negociaciones para acabar con la guerra en Ucrania es la más importante que se ha producido en meses, o para decirlo con precisión, en los últimos tres años que dura ya un conflicto cruel y encarnizado que se ha cobrado la vida de un millón de personas, entre ellos 600.000 rusos.
Como todas las guerras el rastro de esta guerra es de devastación y con ella de dolor por la destrucción de vidas inocentes, que siempre pagan decisiones de psicópatas como el presidente ruso.
Trump anuncia negociaciones con Putin para acabar con el conflicto, que dicho así ya empieza mal cuando se habla de negociar con una parte porque lo lógico es considerar que en esa mesa debe estar siempre el presidente Zelenski y, además de los intereses de Putin, los intereses del pueblo ucraniano.
Cualquier cosa en la que el presidente Trump este por medio es difícil que salga bien y contente por igual a todos porque este pelopanocha actúa por intereses muy bastardos, como los que ha demostrado tener para el futuro de Gaza y el pueblo palestino, y normalmente desprecia al más débil, comportamiento habitual que define ese perfil que suma el ego y la cobardía.
Sucede que en la esperanza que nos da el posible final de esta guerra asoman también las dudas de cómo será final. La presencia de Trump despierta recelo y temor más que fundado en los países de la Unión Europea, y entre ellos España, de ahí que la Unión haya pedido estar presente en las negociaciones.
El anuncio de que esta guerra pueda acabarse nos produce una sensación agradable, pero es normal que se haya despertado el recelo y el temor en la Unión Europea.
Por una vez, y espero que sirva de precedente, he escuchado un discurso sensato a un miembro del Gobierno socialista y ha sido en relación con este tema. El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, defiende que la paz debe respetar unos principios mínimos» y que «una guerra injusta no puede terminar con una paz injusta».
Según despacho de Europa Press, el ministro español pide «no terminar apresuradamente» la guerra de Ucrania sin respetar los principios mínimos de la Carta de Naciones Unidas. Y lo que es extraordinariamente importante: «Nada puede hacerse ni decidirse sobre Ucrania sin Ucrania», de la misma manera que «nada sobre la seguridad europea y Ucrania, que tiene un impacto directo en la seguridad y estabilidad de Europa, puede decidirse sin nosotros».
Pues amén ministro Albares. Ni quito ni pongo ni una palabra.