Hoy: 12 de noviembre de 2024
Jorge Fernández, propietario de la tienda erótica Lolatoys, ubicada en la calle madrileña del Marqués Viudo de Pontejos, 1, en Sol, abrió sus puertas a Fuentes Informadas para explicar a los lectores cómo funciona el comercio sexual y su evolución en los últimos 10 años.
El madrileño desgrana la razón principal que le llevó a abrir una tienda de este tipo. Asegura que este sector, hace diez años, estaba muy “anticuado”. Y “vimos la necesidad de adecuarlo y actualizarlo”, confiesa. “Antes, esta temática estaba muy enfocada al público masculino: se vendía pornografía y se celebraban espectáculos eróticos“, señala.
El propietario sostiene que a raíz de lo expuesto anteriormente, “nuestro objetivo principal se centró, además, en el público joven y femenino. La idea sigue siendo esa, actualizar este tipo de negocio, ignorado por la industria durante muchos años”.
Preguntado si los empleados reciben una preparación especial, Fernández aclara que la formación especial tiene que venir acompañada de pasión, trabajo y horas. “Nuestros dos empleados tienen conocimiento en terapia sexual. A parte de conocer los productos, saben muy bien cómo manejar a los clientes. Conocen sus necesidades y los distintos problemas”.
Jorge Fernández asegura que la sociedad ha avanzado “muchísimo” en relación a la aceptación de los juguetes sexuales. “Esta revolución se inició con un juguete que se llama We Vibe 4. Este producto se enfocó directamente a parejas que buscan mantener relaciones sexuales al instante. Fue el arranque natural de estos artículos”, precisa.
Fernández sostiene que las películas y los libros de 50 sombras de Grey y la marca Satisfyer han contribuido a la normalización de los juguetes sexuales. “Han ayudado a que los interesados se acerquen a la tienda con menos prejuicios y tabúes”.
El propietario de Loatoys indica que la edad promedio de las personas que suelen visitar sexshop ronda los 30 años. También asegura que las mujeres y las parejas son las que visitan mayormente el comercio. “También vienen hombres, pero nuestro establecimiento tiene un mayor enfoque al público femenino”.
Cuando se le pregunta qué buscan los hombres en la tienda, Fernández contesta de manera jocosa: “Cariño”. Asegura que los juguetes más solicitados por los varones son los “masturbadores y los estimuladores de próstatas”. Son los únicos objetos destinados al autoplacer masculino, precisa.
Agrega que el punto G de los hombres está en el ano, cerca de la próstata. “Es un ganglio parecido a una angina, llamado pirineo”.
“Las mujeres suelen buscar en Lolatoys juguetes eróticos y lencerías. De esas que son difícil de conseguir en tiendas como Intimissimi. Prendas un poco más atractivas y de tipo más sensual”, añade. Confirma que también demandan “los juegos preliminares, los aceites para dar masajes y los estimulantes“.
Jorge Fernández también expresa que el juguete estrella de la sexshop “vuelve a ser el succionador de clítoris”. Asegura que hay diferentes marcas y funciones. “El que más nos gusta es el Lelo Sona. Es el artículo de esa categoría que pensamos es el mejor, pero con mucha diferencia, no hay discusión”, puntualiza.
Fernández aclara que Satisfyer es una marca. “Existe un poco de confusión”, dice. Cuenta que “con la campaña tan fuerte que la empresa hizo hace unos años, se confunde la categoría de un juguete con una marca”.
“Satisfyer es una marca que tiene vibradores, masturbadores, succionador, juguetes a distancia, minivibradores, etc.”, indica.
Fernández puntualiza que esta empresa no es la pionera de estos productos. “Esa firma se lleva vendiendo cerca de 10 a 12 años, y sus tipos de juguetes se están comercializando desde 1996 aproximadamente”, destaca.
Afirma que los artículos para hombres más solicitados en la tienda son los masturbadores de la marca Svacom y Tenga. Y aprovecha para aclarar que “la estimulación masculina no necesita vibración”.
Uno de los juguetes más llamativos de la tienda es el Snaky Vibe. Tiene 64 combinaciones posibles entre los motores y la intensidad.
El producto más barato del local es un juego sexual. “Son unos dados en el que vienen posturas y partes de la casa para jugar. Cuesta 3 euros. El más caro ahora mismo es el Enigma Wave, de la marca Lelo. Cuesta 260 euros”.
“Por ejemplo, hay un juego que consiste en coger un papel y desarrollar la acción de temática sexual que indica. También se suelen demandar los del kamasutra. Se venden a partir de 17,50 euros.
También está el de la ruleta. Se gira y el número en que se detenga la aguja indica una acción”.
Lolatoys se inició como una tienda online. Fernández asegura que estuvieron unos años vendiendo por Internet. Pero al pasar el tiempo, también “empezamos a ofrecer nuestros servicios de manera física”.
Considera que el establecimiento online es más “competitivo”. “Muy distinto al offline“. Sostiene que está compuesto de otras competencias.
Cuando le cuestionamos en si hay discreción a la hora de enviar el producto, respondió que sí, que todos los paquetes llegan al cliente en una caja anónima.
José Fernández asegura que durante la pandemia a la sexshop le fue “bien y mal”. “Lo que es la tienda física, muy mal. Ya que se tuvo que cerrar el local. Pero la venta online fue positiva. Porque la gente recurría a ese tipo de canal para consumir”, dice. “En general, todo el comercio online se disparó”, zanja.