Javier Lambán, expresidente de Aragón, ha fallecido a los 67 años en su localidad natal, Ejea de los Caballeros (Zaragoza). Luchaba contra un cáncer de colon desde 2021 y padecía esclerosis múltiple desde hacía más de una década, según relató en sus memorias. Fue una figura destacada del socialismo aragonés que, en sus últimos años, se distinguió por su abierta oposición al sanchismo dentro del PSOE.
Ocupó la presidencia del Gobierno de Aragón entre 2015 y 2023, manteniéndose en el cargo a pesar de sus problemas de salud. Antes había presidido la Diputación de Zaragoza entre 1999 y 2011. Uno de sus últimos actos públicos tuvo lugar en julio pasado, con la presentación de su retrato en la sede del Gobierno aragonés.
Lambán fue uno de los principales referentes del sector crítico con la dirección de Pedro Sánchez. El ministro de Transportes, Óscar Puente, lo incluyó en el grupo de los cuatro «resentidos» junto a Emiliano García-Page, Eduardo Madina y Susana Díaz. Aunque su influencia en el socialismo aragonés era notable, no logró frenar el ascenso de Pilar Alegría como secretaria general del PSOE en Aragón y probable candidata autonómica.
En sus últimos meses, Lambán reconoció una relación tensa con Sánchez, asegurando que habían mantenido «broncas muy serias» por teléfono. Criticó la «obsesión» del presidente por controlar a los barones y por dictarles lo que debían pensar y decir. En su última entrevista con ABC, consideró que la presunta trama vinculada a Santos Cerdán ponía al partido y al Gobierno en una situación insostenible y pidió convocar elecciones anticipadas.
Las reacciones a su muerte han sido inmediatas y variadas. Pedro Sánchez y Pilar Alegría optaron por mensajes institucionales y sobrios, con el presidente reconociendo su «huella imborrable» pero sin referirse a él como «compañero» o «socialista». En contraste, Alberto Núñez Feijóo, pese a recordar sus diferencias políticas, lo definió como un «socialista coherente» y «amigo».
Desde el ala más crítica del PSOE, las despedidas fueron más personales y emotivas. Emiliano García-Page habló de un «vacío inmenso» y Susana Díaz expresó «cuánto dolor» le producía la pérdida. Ambos subrayaron el valor político y humano de Lambán, cuya figura deja una huella profunda tanto en Aragón como en la política nacional.