El teléfono móvil, herramienta imprescindible en el día a día moderno, se ha convertido en el blanco preferido del cibercrimen. Y no es para menos: en un solo dispositivo se almacena todo lo necesario para replicar la identidad de una persona. Correos electrónicos, cuentas bancarias, contraseñas, historial de navegación, chats privados, redes sociales y ubicación en tiempo real… todo concentrado en la palma de la mano.
Expertos en ciberseguridad y hackers éticos coinciden en algo: la mayoría de los ciudadanos no son conscientes de cuánta información personal entregan sin pensarlo dos veces. Ya no se trata solo de grandes ataques o filtraciones masivas, sino de una práctica extendida y silenciosa: el uso indebido y la venta de datos recopilados desde apps, sitios web y plataformas de servicios, según una información de El Heraldo de México.
“Los móviles se han vuelto una extensión de nuestro cuerpo, pero no los tratamos como tal en términos de protección”, advierte Isaac del Bosque, consultor internacional en ciberseguridad. “La mayoría de las personas no actualiza su sistema, instala aplicaciones sin revisar los permisos o comparte el número de teléfono sin pensar en las consecuencias”.
El problema no es solo técnico: también es legal. A pesar del avance digital, la mayoría de los países carecen de una legislación integral en materia de ciberseguridad ciudadana. El marco regulatorio va muy por detrás de la velocidad con la que operan los ciberdelincuentes.
Una vez que tus datos personales se filtran en la red, ya no hay forma de borrarlos del todo. “La información digital es replicable, reutilizable y revocable. Una vez publicada o robada, vive en cientos de foros, bases de datos y servidores”, explica Armando “N”, analista de ciberamenazas que prefiere mantener el anonimato.
Bases de datos filtradas con millones de correos, contraseñas, registros bancarios y direcciones están a la venta en la dark web, disponibles para quienes sepan buscarlas y estén dispuestos a pagar.
Ante este panorama, los expertos recomiendan asumir una postura defensiva activa. Estos son algunos consejos esenciales:
Si bien existen normativas en torno a la protección de datos en regiones como Europa (con el RGPD) o algunas leyes estatales en EE.UU., la mayoría de los países carecen de una legislación robusta y efectiva frente al ciberfraude cotidiano.
“La ciberseguridad no puede ser solo una responsabilidad individual. Necesitamos leyes internacionales que castiguen el uso indebido de datos y que exijan a empresas tecnológicas más transparencia y responsabilidad”, reclaman activistas digitales.
En un mundo hiperconectado, la seguridad ya no depende de tener o no un antivirus. Depende de saber que cualquier dato compartido puede ser utilizado, copiado, vendido o manipulado. “No se trata de vivir con miedo, sino de vivir con consciencia”, concluye Del Bosque.
Tu móvil guarda tu vida. ¿Estás seguro de que la estás protegiendo?
Toda la razón.
Hay que poner, efectivamente, mucha atención en todo lo que «aceptamos» cuando deseamos leer, descargar algo a través de la Red. Es muy, muy importante, adquirir al menos unos conocimientos básicos para protegerse de de tanta intrusión. Desgraciadamente, no nos queda otra…