Matthew Perry, el inolvidable Chandler Bing de Friends, murió solo, sumergido en un jacuzzi, tras una sobredosis de ketamina. Su lucha con la adicción no era un secreto, pero la dosis final que terminó con su vida sí tiene responsables concretos. Este lunes, uno de ellos decidió aceptar su culpa.
El Dr. Salvador Plasencia, un médico de California, ha acordado declararse culpable de cuatro cargos por distribución ilegal de ketamina. No era su paciente. No le recetó la droga por vías médicas formales. Se la vendió. Y lo sabía, según una información publicada en Diario de Yucatán.
Plasencia, según la investigación federal, se convirtió en uno de los principales proveedores de ketamina para el actor durante sus últimas semanas de vida. Aunque Matthew ya estaba en tratamiento con ketamina bajo supervisión médica por un cuadro severo de depresión, comenzó a buscar dosis adicionales por fuera del sistema.
Ahí apareció Plasencia, quien incluso pidió a otro médico, Mark Chavez, que le ayudara a conseguir más viales. “Me pregunto cuánto pagará este idiota”, escribió Plasencia en un mensaje citado por la fiscalía. Intercambiaron al menos cuatro viales en Costa Mesa, California, por los que Perry pagó 4.500 dólares.
El caso no termina con Plasencia. En total, cinco personas fueron acusadas de estar vinculadas con la obtención y suministro de ketamina a Matthew Perry. Cuatro ya han acordado declararse culpables. La única que mantiene su inocencia es Jasmine Sangha, presunta traficante y señalada como la persona que le vendió al actor la dosis mortal. Su juicio está previsto para agosto.
Los fiscales alegan que Sangha no solo vendía ketamina, sino que lideraba una red de tráfico más amplia, donde médicos como Plasencia operaban al filo de la ética y la ley. Con su declaración de culpabilidad, el médico se convierte en testigo clave contra ella.
El informe forense fue claro: la causa principal de la muerte fue una intoxicación aguda por ketamina. Aunque Perry tenía historial médico, la cantidad encontrada en su cuerpo no coincidía con los tiempos terapéuticos de la droga, lo que apunta a un uso reciente, no regulado.
La declaración de culpabilidad de Plasencia podría llevarlo a prisión por hasta 40 años. El daño, sin embargo, ya está hecho. Un actor amado, que intentó salir una y otra vez del infierno de la adicción, terminó perdiendo la vida no solo por su enfermedad, sino por quienes eligieron lucrar con ella.